Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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Apenas Chan abrió sus ojos por la mañana, se encontró con la cabecita de su hermoso lobito reposada sobre su pecho. El pequeño dormía tan plácidamente que él sintió muchísima paz al verlo, con sus pelitos revueltos y su boquita entreabierta, dejando que un poquito de babita le decorara la ropa a su papi. ¡Ni siquiera su chupete había prevenido aquella lagunita que le había hecho en la remera a su cuidador!
Hyunjin no salía de su Little Space hace días, y Chris lo había notado deslizarse cada vez un poco más durante el transcurso del tiempo. Estaba seguro de que el chico se encontraba en una edad mental más baja de lo normal, por lo que moría por interactuar con él.
Jinnie era el bebito de papi. Ese día, más que nunca.
Además, ¡Se había levantado increíblemente meloso! Estaba tan necesitado de atención y cariño, que lo primero que hizo al despertar fue treparse al rubio, invadiendo su espacio personal por completo.
"Me estás aplastando, amor..." Chris rio dulcemente al escuchar los quejidos de su niño, quien lo ignoró e intentó continuar disfrutando del calorcito corporal de su persona favorita en el mundo.
Se sentía muy chiquito. ¡Él sólo quería mimos de papi y usar su chupete!
Cuando Channie se removió tras varios minutos de caricias, Jinnie amenazó con echarse a llorar, estrujándole la ropa entre sus manitos en una clara señal que le exigía que se quedara con él.
"Tengo que ir al baño, Hyun. Te prometo que regresaré enseguida..."
"¡N-No!" El menor chilló entre balbuceos dramáticos, tirando del pijama de su cuidador con insistencia, tratando de lograr que se quedara en la camita por más tiempo.
"Me estoy haciendo pipí, amor..."
"N-No" Repitió, sin poder evitar que las lagrimitas cayeran de sus ojitos. ¡No quería separarse de su papi!
Chris suspiró bajito, pensando alguna manera de solucionar aquella situación. Hyunjin se sentía muy bebé para entender que sólo se iría por unos momentos; además, ese día en especial, el pequeño estaba completamente desesperado y necesitado de atención; si él se alejaba un poquito, su príncipe se echaría a llorar desconsoladamente.
Sin otra opción viable, el rubio se levantó de su cama y la rodeó con el fin de acercarse al castañito, quien ya tenía sus bracitos estirados en su dirección, pidiéndole entre pucheritos y balbuceos que lo cargara.
Vaya. Ese día, Chan supo que no tendría nada de espacio personal. Y no le molestaba en lo absoluto.
"Ven aquí, bebé de papi..." Con muchísimo cariño y delicadeza, alzó a Hyunjinnie, sosteniéndolo cerquita suyo para poder escuchar la forma en que succionaba su lindo chupete de manera relajada.
Hacer pipí jamás le pareció una tarea complicada, hasta ese entonces. El castañito se había rehusado a que lo dejaran en el suelo, y cada vez que él intentaba colocarlo en dirección opuesta para hacer sus necesidades tranquilo, este volteaba porque necesitaba ver a su cuidador todo el tiempo.
