Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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A esas alturas, a Minho ya no le importaba que lo vieran con los dedos en la boca, a pesar de no sentirse pequeño del todo. Sus compañeros se habían acostumbrado porque sabían que el hábito del chico era algo que había llegado para quedarse, por lo tanto, no se molestó en ocultar su tierna fijación oral cuando despertó.
Se removió entre los cuerpos de Jeongin y Seungmin, quienes habían dormido con él para hacerlo sentir protegido; el calorcito que emanaban sus anatomías mantenía al castaño en un ambiente realmente precioso, y eso lo invitó a acurrucarse aún más cerquita de ellos.
De pronto, sus deditos ya no le parecieron suficiente para saciar su necesidad de tener algo en la boquita. Además, quería utilizar sus manos para abrazar a alguno de sus amigos, pero no podía porque las tenía ocupadas.
Un pequeño gemidito cargado de tristeza se le escapó. El simple hecho de no encontrar la forma de estar cerquita de sus compañeros y alimentar su fijación oral, comenzó a frustrarlo mucho más de lo que debía...
Otra vez volvía a sentirse perdido con respecto a su edad mental y tenía ganas de llorar.
Se le instaló un nudo en medio de la garganta que empeoró su estado emocional, llevándolo a hacer ruidos exageradamente altos al chupar sus deditos de manera desesperada, succionando con intensidad.
Seungmin despertó a causa de esos frenéticos sonidos que emitía Minho, volteando suavemente para encontrarse con su carita llena de lágrimas.
"¿Lino?" Lo llamó con una voz somnolienta. El pequeño sollozó aún más fuerte cuando supo que ahora tendría contención por parte de su amigo, dejándose abrazar enseguida. "¿Qué pasa, bebé? ¿Qué tienes?"
El lloroso castañito le contó cómo se sentía entre balbuceos increíblemente difíciles de entender, moqueando como si su situación fuese la peor del universo... Bueno, para él lo era.
Seungmin se esforzó mucho por comprenderlo, y pronto codeó a Jeongin para que despertara.
"Innie, ve a la habitación de Chan y pregúntale si tiene un chupete extra. Minho necesita uno, urgente"
El pobre pelirrojo estaba muy desorientado; apenas se había levantado y ya le estaban dando órdenes demasiado extensas para sus pocas neuronas funcionales a esas horas de la mañana.
"¡Apúrate!" Su amigo lo empujó fuera de la cama, robándole muchos quejidos al pobre menor, quien salió de la habitación, maldiciendo por lo bajo.
Seungmin volvió su atención al lindo chiquito, intentando mantenerlo calentito con su propia temperatura corporal.
"Tranquilo. Cuando Jeonginnie traiga un chupete, podrás tener algo en tu boquita, y tus dos manitos libres para abrazarnos..."
Minho pareció calmarse al oír eso. Se sentía un poco tonto por haberse puesto triste por una causa tan estúpida, pero no podía evitarlo. Se había pasado años ocultando sus emociones, y ahora que se animaba a mostrarlas, estas parecían querer escapar todas juntas de su frágil cuerpo.
