XII

2.8K 427 26
                                    

—¿Por qué no me dijiste nada?

—Porque si lo hacía, tú no me ibas a dejar ir, Mizael.

—No tienes idea de lo peligroso que es actualmente que tú estés sola embarazada. He enviado muchos de mis insectos, y pájaros, a investigar por el continente. No han regresado todos, pero los que lo hicieron, encontraron que hay muchas más mujeres humanas viviendo aquí, pero todos ellas están ocultas por el mismo motivo, miedo a que las encuentren. El consejal que conociste tiene una mujer y un niño de unos siete u ocho meses humanos.

—Ah, ya veo, y por eso confiaste en él.

—Él primero confió en mí, pero lo importante no es eso ahora, si que ahora ambos estén bien. Te haré una buena comida, debes alimentarte mejor.

—De acuerdo —le dijo acostándose en el sillón, cerrando los ojos.

Había dormido muy mal la noche anterior, pero qué bien se sentía ahora estar acostada allí.

—Duerme si quieres, cuando esté todo listo, yo te llamo.

—De acuerdo —bostezó, acomodándose mejor para no aplastar a su bebé.

***

—¿Qué? ¿Más de treinta mujeres? Y yo que creí que nosotros habíamos sido las únicas. De seguro ese maldito libro siguió trayendo mujeres cuando desapareció de la casa conmigo.

—Entonces debemos encontrar ese libro, saber quién lo creó y por qué lo dejó en la Tierra. Según el artista, hay mucho más niños y mujeres embarazadas, pero todos son más pequeños que Ren. Ustedes fueron las primeras en llegar.

—¿Y qué hay de ese tipo? ¿Es confiable? —le inquirió insegura, alimentando a su bebé de su pecho.

—Lo es, además si me buscó, es porque estaba preocupado por su mujer. Ni siquiera sabía que ella estaba embarazada. Pero hay algo de su mujer que no termina de convencerme.

—¿Por qué lo dices?

—Cuando tú estabas embarazada de Ren podías utilizar su energía, pero era la energía del bebé, no tuya. En cambio ella tiene una energía diferente.

—Oh ¿O sea que puede hacer magia?

—No creo que sepa hacer "magia", pero si tiene energía de ese tipo. Y es imposible, porque ustedes son humanas.

—Am, bueno, hablando de esto... ¿Recuerdas lo que ocurrió cuando estaba embarazada de Ren?

—Sí.

—Ren tiene otro don, el de manipular los objetos y moverlos, tú dices que es porque cambia su gravedad, y por eso los mueve.

—Así es.

—¿Cómo explicas entonces que yo pueda hacer esto? —le preguntó extendiendo su mano libre, ya que con un brazo estaba sosteniendo al bebé, y formó con el polvo de la habitación un venado—. ¿O qué pueda hacer esto? —le inquirió señalando el fuego de una vela, duplicándolo hasta formar un pez y que se desvaneciera unos segundos después junto al venado.

—¿P-Por qué tú... Puedes h-hacer eso? —preguntó desconcertado.

—¿Recuerdas que había formado un pez con el agua y lo había acercado a ti? Nosotros creímos que era por Ren, pero claramente, el don de Ren es igual al mío.

—Pero tú no tienes energía, Karen, es imposible.

—Entonces explícame por qué puedo hacer estas cosas. Y no creas que es porque estoy cargando a Ren, porque ya lo he intentando mientras no estoy con el bebé.

—¿Desde cuándo? ¿Por qué no me dijiste nada?

—Zakael, tú casi ni estás en casa, estás ocupado con asuntos más importantes. Ya pasas por bastante estrés, como para que yo te sumara uno más.

—Y lo que te ocurra a ti o a Ren es mucho más importante que todo lo demás. Karen, ellos podrían haber sentido tu energía y venir hasta aquí sin previo aviso ¿Lo entiendes? No debes volver a hacerlo sola nunca más.

—Está bien.

—Cuando estemos en un lugar más seguro, te ayudaré a practicar con tu don, que no entiendo aún como lo adquiriste, pero aquí no.

...

MizaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora