—¿Y cómo puede ser que tú no recuerdes quién eres, Minrael? Es tu hijo quien puede traer tus memorias y lo llevas dentro.
—Am ¿Cómo saberlo? ¿Y cómo me llamaste? —preguntó confundida.
Aunque el nombre era lo de menos, aún estaba aturdida por todo lo que estaba pasando.
—Siempre fue una especie de escudo, deja yo te devuelvo el favor —sonrió con cinismo Nadiame, acercándose a ella para tocarle la cabeza.
Ágata la miró confundida, y cuando la castaña sacó la mano, fue sentir un mareo vertiginoso, que la hizo tambalearse hacia atrás. Y si no fuera por Karen, o Ibilia, su verdadero nombre, que la tomó, habría terminado cayendo al suelo.
—¿Ahora los recuerdas? ¿Sabes quién eres?
—E-Eso creo —murmuró cubriéndose los ojos.
—Dime que al menos Mizael no es parte de tu familia.
—No, n-no, él es ajeno a mí. Miza es el bebé que salvé —sonrió confundida—. No puedo creer... Qué él ahora vaya a ser el padre de mi hijo.
—Que afortunada, te salvaste el marido sin saberlo —sonrió divertida Nadiame.
—¿Y tú qué mierda haces aún aquí? ¡Vete a solucionar lo que Bakiela está haciendo! —exclamó Ibilia con rabia.
—¿Sigues molestas conmigo por haber follado con tu tío? Por favor, Lía, si ambas sabemos que lo disfrutaste ¿De qué te lamentas? Ya ni sangre comparten.
—Vete, Nadiame, hablo en serio —le advirtió.
—Que inmadura —pronunció rodando los ojos, antes de desaparecer.
—¿Cómo le dirás esto a Zak? ¿Cambiará su relación?
—N-No lo sé, ahora mismo lo único que siento es culpa —reconoció en un tono bajo, tomando a su hijo en brazos—. Y lo peor de todo es que me enamoré de él, me siento tan enferma de admitirlo, de sentirlo.
—No es tu culpa, Lía —le dijo Minrael acariciándole la espalda—. Nadiame tiene razón, ustedes ya no comparten lazos sanguíneos. Sólo han quedado los recuerdos de lo que alguna vez fuimos.
—Minra, hemos reencarnado una y otra vez en la tierra, y lo único que ha cambiado en nosotras es el color de pelo, ojos o piel. Nuestros rasgos prácticamente son los mismos... No puedo sentirme menos culpable, por qué es imposible. Zakael es el hermano de mi padre ¿Entiendes eso?
—Lo siento —murmuró sin saber que más decirle.
—Ay Dios, Mikael.
—¿Quién?
—¡Mikael! Mikael murió para que Eveael regresara a la tierra y ella debe estar nuevamente aquí.
—¿La súbdita de Nadiame?
—¡Sí! Tenemos que buscarla, ella no tiene recuerdos de nada, ni de cuando estuvo aquí como humana.
—Espera, yo primero quiero ir con Mizael. Quiero verlo, asegurarme de que está bien.
***
—Ya es suficiente —pronunció con fastidio Nadiame—. Su propio género los espera abajo, desesperados por ser salvados, y ustedes dos luchando aquí arriba como dos imbéciles pasados de testosteronas.
Antes de ir a buscar a Bakiela, había ido hasta la casa de Gabrale, recordando que cuando ella había huido de allí, el azabache estaba peleando con Urafael.
—Veo que ya recuerdas quien eres, maldita zorra —masculló el pelirrojo caminando hacia ella.
—Si sigues resentido porque no quise follar contigo, lo lamento mucho, rojito, pero tú no tenías nada que yo quisiera. Todo lo que sabes, yo ya lo sé.
—No, tú aún hay mucho que no sabes de mi —masculló acercándose peligrosamente a ella.
—Adiós, guapo —sonrió abriendo un agujero dimensional bajo los pies del pelirrojo, que lo succionó hasta alguna otra parte de Gianmat.
Bajó sus manos, y se acercó hasta Gabrale, que estaba muy mal herido en el suelo, respirando con dificultad.
—Eres un tonto ¿Sabes? No tendrías que haber hecho esto por mi.
—¿Es a-así como dices g-gracias?
Sonrió y se agachó junto a él, apoyando una de sus manos sobre su pecho.
—Lamento haberme ido sin ti —le dijo en un tono sincero—. Hubiese querido llevarte conmigo, pero no podía hacerlo. El pacto era sangre por sangre, igual por igual. Si te llevaba a ti, debía asesinar a otro superior, y ya habíamos perdido dos. Tendría que haberte explicado esto antes, pero ya no había tiempo.
—Al menos estás aquí —murmuró cerrando los ojos.
Se inclinó hacia él, estando a escasos centímetros de sus labios.
—Lamento haberte dañado en el pasado —susurró—. Estuve con muchos hombres, pero todos fueron por interés. Al único que realmente me entregué por amor, fue a ti. Sé que esto no borra el daño que te hice, pero quería que lo supieras. Sólo te quise a ti —susurró antes de darle un suave beso, y desaparecer de allí.
No iba a mentir diciendo que ella no había buscado engañar a los demás, y acostarse con ellos. Pero quería que él supiera que era especial, que seguía siéndolo.
Y sabía muy bien que ella también era especial para Gabrale.
...
Me sigue cambiando los guiones, en el anterior quedaron cortos. Espero en este queden los largos :/