XXXIV

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Le había costado encontrar la energía de Zakael, se sentía tan débil, que por un momento había pensado lo peor, que quizás él estaba herido, y al borde de la muerte.

Pero al encontrarlo de pie, la tranquilidad volvió a ella, sonriendo.

—¡Zak! —exclamó sonriendo ampliamente, acercándose a él con su hijo en brazos.

Pero al momento de verlo abrir los ojos, se detuvo a pocos de metros del azabache. Le observó el cabello, con varios mechones rubios, mezclados entre el color carbón de su pelo, y lo miró confundida, con temor.

Esa mirada no era la de su compañero, jamás lo había visto con ese color de ojos.

—Zakael —murmuró abrazando a Ren, que había comenzando a quejarse.

—Tú debes ser la mujer de la cuál me habló.

—¿Qué? ¿Quien te habló?

Lo miró desconcertada y luego negó con la cabeza, nerviosa.

—N-No sabía quién e-era, no s-sabía que tú eras mi t-tío —le dijo con temor, creyendo que alguien podría haberle hablado del parentesco que existía entre ellos.

—Merezita, mi nombre no es Zakael. Yo soy Raidael, este cuerpo es el que me ha dado el concejal a cambio de destruir el ejército de las unkialas.

—No, no es verdad —murmuró en un hilo de voz, al borde de las lágrimas—. No es verdad, él jamás hubiese hecho eso.

—Tú debes ser Karen —le dijo acercándose a ella, que estaba paralizada llorando en silencio—. Y ese niño debe ser su hijo Ren, él les dejó un mensaje a ambos.

Apoyó su enorme mano sobre la frente de ella, y la imagen de Zakael apareció en su mente.

"—Karen, quizás no fue la decisión correcta, tal vez tú no puedas entenderlo, pero... Jamás hubiese permitido que algo les ocurriera a ustedes, que Ren perdiera a sus dos padres, como me ocurrió a mí. Quiero que sepas que estuvieron en mi mente presentes hasta el último momento, que los amo, los amo demasiado. Karen te amo —pronunció con angustia—. Perdón por no poder cumplir nuestra promesa de tener una niña, mi amor, perdón por dejarte sola cuidando de nuestro hijo.

Lo vio cubrirse los ojos por un momento, antes de verlo no levantar más la cabeza, quizás para que no lo viera llorar.

—D-Dile a Ren que lo amo, que tuvo un padre que siempre lo amó, que estuvo muy orgulloso de él. Que sé que será un buen hombre, porque tú lo educarás, y será muy poderoso. Nuestro hijo será único, Karen, no dejes que nadie lo confunda, ni lo utilice como ocurrió conmigo. Quiero que sea libre, que tú también lo seas... Perdón una vez más por todo el dolor que voy a causarte, te amo, amor."

Sintió los labios de él sobre los suyo, en un corto y frío beso, y al abrir los ojos, Raidael se alejó lentamente de ella.

—Ese fue su mensaje.

La castaña lo miró, en silencio, llorando, y desapareció con su hijo de allí. Lo había perdido, había perdido a Zakael para siempre, había perdido el amor de su vida.

***

Minrael salió de su casa, al despertarse y no encontrar a Mizael junto a ella, ni al bebé a su lado. Y sabía muy bien que al rubio le encantaba "secuestrar" a su hijo.

Los encontró en el jardín, mientras el artista le enseñaba al pequeño unas flores. Y su hijo parecía muy atento a lo que Mizael le explicaba.

—Sólo tiene dos semanas —sonrió acercándose a ellos.

—Pero es un bebé muy inteligente,y le gusta mucho estar en contacto con la naturaleza también.

—Veo que él no tiene problemas con el tiempo como yo —bostezó abrazándose a Mizael, cerrando los ojos—. Soy la única que se la pasa durmiendo en la casa.

—Es hasta que te acostumbres, mi amor —sonrió cálidamente, abrazándola con su brazo libre—. Ya lograste recordar quién eras, ahora sólo falta que tu cuerpo también lo recuerde.

—Ahora siento que viví una doble vida —sonrió con los ojos cerrados—. Y eso que no recuerdo las que tuve en mis demás vidas pasadas.

—Y tendrás una nueva vida como mi compañera, como la mamá de Hazael, con nuestra familia.

—Estoy cien por ciento segura, que esta será la única vida que voy a amar y disfrutar, junto a ustedes.

...

Próximo último capítulo ❤️✨

MizaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora