ESPECIAL 2: REN -PARTE 2-

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—Ven, Nillie —sonrió Hazael, tomando a su hermanita de las manitos, mientras la bebé reía e intentaba caminar con él.

El pequeño rubio de ya diez años, se acercó con la niña caminando hacia su amigo, Ren.

—¿Otra vez te dejaron de niñero? —le preguntó el joven azabache, arqueando una ceja.

—Algo así, mi mamá tenía una reunión con las Merezitas, y mi padre en el concejo, así que me la dejaron a mí —sonrió tomando a la niña en brazos.

Ren miró a Nillian, y sonrió levemente.

—Supongo que no podremos practicar hoy con la niña aquí.

—O tú puedes hacerlo, y nosotros te observamos —sonrió el rubio.

—Es increíble el parecido que tiene a tu madre.

—Igual de hermosa —sonrió besando la mejilla de la niña.

***

Había intentando levantar un enorme árbol de más de treinta metros de altura, cuando perdió el control por un segundo, viendo cómo el árbol se caería encima de él.

Pero no, no llegó a aplastarlo, ya que un rayo lo desintegró en segundos, llenando de cenizas a Ren. El jovencito frunció el ceño, y observó a Raidael.

—No necesitaba tu ayuda, ya te dije que no te quiero cerca.

—Si no fuera por mi, habrías terminado aplastado.

—Claro que no, iba a detenerlo antes de que cayera sobre mi.

—Me pidieron que te cuidara.

—Yo no necesito la ayuda de nadie para cuidarme, y mucho menos la tuya —pronunció antes de desaparecer.

Raidael suspiró y luego él también desapareció, apareciendo en la casa de Karen.

—Ren, creí que...

Dejó de hablar al ver al azabache en su sala, quedándose con las palabras ahogadas en su garganta. Respiró profundo y cerró los ojos por un momento, antes de desvíar la mirada.

—Creí que era mi hijo el que había regresado. ¿Qué estás buscando?

—Una de las condiciones de Zakael fue cuidarlos a ambos, y tu hijo se está llenando de resentimiento. Deberías hablar más con él.

—De acuerdo, lo intentaré.

Raidael la observó y se acercó lentamente a ella. Karen lo miró con el ceño y no retrocedió. ¿Qué demonios quería?

—Una parte suya aún vive en mí, en mi inconsciente.

—Supongo que algo de su esencia habrá quedado.

—Suelo soñar contigo —pronunció bajo, mirándola a los ojos—. Pero creo que en realidad son sus recuerdos.

—No entiendo porque me dices esto, pero te voy a pedir que te vayas de mi casa.

—¿Por qué?

—¿Y encima lo preguntas? No tienes idea de lo que es para mí ver la imagen de Zakael, y saber que no es él.

—Suelo escucharte llamarlo, y de una forma muy íntima.

Karen lo observó con desconfianza, y sus ojos brillaron peligrosamente.

—Intenta propasarte, y no me importará que te veas cómo él.

—¿Y qué piensas hacer? —sonrió con diversión.

—Si tengo que partir tu cuerpo a la mitad, lo haré —masculló las palabras.

Raidael la observó fijo, y lentamente sus ojos azules se comenzaron a oscurecer, hasta tomar un color casi negro.

—Karen.

La castaña frunció el ceño, y él la tomó de los hombros.

—Siento que estoy atrapado aquí, busca a Nadiame.

—¿Z-Zack?

—Ella sabe sobre transmutación, busca a Nadiame.

Raidael soltó a Karen y se tomó del rostro con una de sus manos, gruñendo.

—Estos malditos dolores de cabeza —pronunció en un tono grave de voz.

La castaña lo miró desconcertada, y vio como sus ojos se hacían nuevamente azules.

—¿De qué estábamos hablando?

—Que si no te largas ahora, te partiré al medio —volvió a decirle.

—Sé que nos volveremos a ver —sonrió antes de desaparecer.

¿Zakael aún estaba ahí?

—Nadiame —pronunció desapareciendo.

Hacía años no sabía de ella, incluso ya no podía sentir su presencia, pero iría hasta la casa de Gabrale, estaba segura que él sabría cómo encontrarla.

Si existía una posibilidad de recuperar a Zakael, haría hasta lo imposible para traerlo de regreso.

...

MizaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora