XXIII

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—Mizael —pronunció Zakael apareciendo en la sala de la casa del rubio, junto a su mujer e hijo—. Necesito pedirte un favor.

—Claro, lo que quieras.

—Karen y Ren deben quedarse aquí, por favor. Las unkialas se dirigen hacia la ciudad junto a sus criaturas. No sé cómo, pero ellas se han enterado que hay mujeres y niños viviendo con nosotros. Las montañas serán el último lugar donde irán a buscar, ya que nadie vive aquí, a excepción de tí. Y dudo mucho que ellas sepan de tu existencia.

—Claro, no hay problema —pronunció aturdido—. Pueden quedarse todo el tiempo que necesiten.

—Gracias, yo debo irme ahora con el resto de los Takeils, e intentar contactar con los superiores.

—Pero ellos viven en la ciudad flotante ¿Cómo lo harás?

—Iré a casa de Raidael... Quizás si le cuento de mi familia, decida ayudarnos, pero no tengo esperanzas de que lo haga tampoco.

Zakael miró a Karen y Ren, y le dió un beso en la frente al bebé, antes de abrazarlos a ambos.

—Yo puedo ir contigo, Zakael. Sé que no he tenido tiempo de practicar con mi energía, pero podría serte de ayuda.

—No, yo necesito que tú te quedes aquí con Ren, y se mantengan a salvo, nada más.

—¿Y cómo sabré si estás bien? Quiero ir contigo, ayudarte. Este ahora también es mi hogar, y quiero estar a tu lado.

Se separó de ella y la tomó del rostro.

—No quiero que a Ren le toque vivir lo que yo viví. Prefiero un millón de veces que se crie con una madre, y sin padre, a ser huérfano en un mundo devastado.

—¿Q-Qué? ¿Qué quieres decir con eso?

Zakael negó con la cabeza, y le dió un suave beso. Un beso con sabor a despedida.

—Si no llegara a regresar, no dejes que mi hijo se olvide de mí.

—No, no digas estupideces, tú volverás aquí, y verás a nuestro hijo crecer, y... Tendremos una niña luego, a la cual llamaremos Kaelia.

Él sonrió suavemente, con cierta tristeza.

—Por supuesto que sí —le dijo antes de desaparecer.

Los ojos de la castaña se cubrieron de lágrimas, y se los secó, al sentir una de las manos de Mizael en su hombro.

—Él es un hombre muy fuerte, regresará a salvo contigo, con tu bebé, porque son su familia.

—Zakael no es un Takeil de pelea —pronunció en un tono quebrado, sintiendo como las lágrimas volvían a acumularse en sus ojos, antes de descender por sus mejillas—. Es injusto que lo obliguen a luchar, cuando claramente sus habilidades no radican en eso.

—Pero es muy fuerte, y puede ayudar de muchos otros modos. Incluso tú misma lo estás diciendo, él no es de pelea, eso quiere decir que no estará en el frente de batalla.

—Eso no evitará que puedan asesinarlo de todos modos.

Respiró profundo varias veces, hasta lograr tranquilizarse, y luego acostó a Ren contra su pecho.

—Lo haré dormir ¿Podría dejarlo en tu habitación? Yo necesito salir a practicar con mi energía. No lo dejaré solo, si a Zak llegara a ocurrirle algo, necesito saber cómo defender a mi hijo.

***

Que mal momento para estar embarazada, y en un lugar que ni siquiera conocía... Lo peor de todo es que aún le faltaba mucho para parir.

—Ay bebé, nosotros tenemos mucha suerte de estar aquí arriba, de que tu padre pasara desapercibido toda su vida, ignorado. Pero hay tantos que ahora mismo se están preparando para una guerra. Es horrible.

Acarició su vientre, y luego observó a Ren dormir en su cama. Desde que Karen lo habían dejado allí, el niño ni se había inmutado. Se notaba que era un bebé muy tranquilo, y de sueño pesado.

—Karen puede manipular los elementos y crear figuras con ellos, que podría utilizarlas para pelear. ¿Cuál se supone que es mi habilidad entonces? ¿Qué es lo que yo puedo hacer? —se preguntó frustrada, sentándose en la cama—. Si esas cosas llegaran a venir aquí ¿Cómo los ayudaría?

...

¿Cuál creen que será el don de ella? 👀❤️

MizaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora