XXVII

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"—¿Qué pasa? —sonrió suavemente, abriendo sus ojos al sentir que la estaban mirando.

Y ahí estaba Zakael, abrazándola luego de haber estado juntos, y que ella se quedara dormida, exhausta.

—Nada, sólo estaba cuidando tus sueños. Reviviendo una vez más a través de tus recuerdos, de tu propia percepción, lo feliz y a gusto que te sientes conmigo.

—No se vale meterse en mi cabeza —sonrió cerrando los ojos.

Zakael esbozó una suave sonrisa, y bajó a su labios, besándola, tomándola del rostro con una de sus manos para acariciar su mejilla.

—Karen, siento lo mismo que tú sientes —pronunció en un tono bajo, con los ojos cerrados, a escasos centímetros de sus labios—. No sé cómo le llaman ustedes, pero tengo los mismos sentimientos por ti.

—¿Q-Qué? —preguntó sorprendida, sintiendo su corazón frenético latir dentro de su pecho.

—¿Cómo se llama ese sentimiento que tienes por mí?

—Ah, yo... Creo que te quiero mucho —murmuró en un hilo de voz, al ver su mirada intensa.

Zakael sonrió y volvió a besarla. Sí, eso era, la quería mucho también."

—Para ya, descansa —pronunció serio un muchacho rubio llegando hasta ella.

—N-No puedo —expresó agitada, con la vista borrosa, viendo cómo más de esas asquerosas criaturas, llegaban a la batalla.

¿De dónde habían sacado tantas las unkialas? ¿Cómo las habían creado? Parecía que eliminaban diez, y aparecían veinte en su lugar.

—Tu nivel energético es muy bajo, si continúas así morirás.

—Si no hago nada también —le dijo cerrando los ojos, sintiendo su cuerpo temblar.

—Merezita, ya has hecho mucho por ahora. Descansa un poco, vienen más refuerzo. Y Nitrael puede seguir controlando tus golems de arena, descansa un poco.

—D-De acuerdo —pronunció en un hilo de voz, poniéndose de pie a duras penas, y caminando hacia la zona "segura", dónde estaban los heridos.

¿Dónde estaba Zakael? Ya llevaba tiempo allí y no lo había visto.

***

—Ya bebé, tranquilo —pronunció frustrado Mizael, intentando calmar a Ren que no dejaba de llorar.

El niño había tomado un biberón, pero al parecer no tenía hambre, extrañaba a sus padres.

—A ver, dámelo a mi —le dijo Ágata, acercándose a ellos, extendiendo sus brazos—. Hola guapo ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan fastidioso? —sonrió tomándolo en brazos—. Tus papás ahora están ocupados, pero vendrán pronto, ya no llores pequeño Ren.

—Tal vez deberías dejar que toque tu panza, eso podría calmarlo —sugerió el rubio.

Ágata fue hasta uno de los sillones, y se sentó en él, sentando a Ren junto a ella. Tomó las manos del niño, y la apoyó sobre su panza, logrando que segundo después, dejara de llorar.

—Ma-ma —balbuceó, apoyando su carita contra el vientre de Ágata, cerrando los ojos.

—Ow, es un dulce —sonrió la castaña, acariciándole el cabello suavemente—. Todo estará bien, Ren, mamá y papá vendrán pronto por ti, ya lo verás. ¿Crees que Ren y nuestro bebé puedan ser buenos amigos?

—Sí, creo que pueden serlo —sonrió Mizael, mirando al niño.

—Ya quiero conocer a nuestro hijo, tengo tantas ilusiones de verlo.

—Yo también quiero conocerlo ya.

Ágata miró a Mizael, y sonrió, extendiendo uno de sus brazos hacia él.

—Ven un momento.

Se acercó a ella, y lo jaló de la mano, para que se agachara y estuviera a su altura, tomándolo del rostro para besarlo. Se veía muy tierno, y hacía mucho no lo besaba también.

—Espero nuestro hijo tenga tu dulce mirada —sonrió.

***

—Después de la primera batalla, quedamos reducidos a la mitad, y sin contar con el hecho de que el ochenta por ciento de los sobrevivientes son simples Gianmats. Hemos perdido más de un centenar de Takeil... No vamos a lograrlo, incluso la merezita está exhausta.

—¿Y los superiores? ¿Dónde diablos están?

—Sólo se ha aparecido uno de los tres, los otros dos no sabemos dónde están.

—No podemos rendirnos.

—¿No podemos rendirnos? Bastrial ¡Están todos muy cansados! Aunque no nos rindamos, vamos a morir de todos modos si seguimos aquí.

—¿Y qué esperas? ¿Huir todos de aquí? ¿Permitir que tomen a las mujeres y niños?

—Huir con ellos y buscar un lugar donde podamos permanecer ocultos.

—Eso no servirá de nada, nos encontrarán tarde o temprano, y será lo mismo. Hay que encontrar y matar a su líder, ella es la principal fuente de poder.

...

MizaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora