—HACE MUCHO TIEMPO ATRÁS—
Miró sorprendida aquella enorme casa, sin poder creer que ella ahora se encontraba en un lugar como aquel. Jamás hubiese imaginado que algo así existía, y mucho menos en el cielo.
—Señor esto es increíble —sonrió sin poder salir del asombro—. ¿Cómo es que un lugar así puede existir?
Gabrale la miró y negó con la cabeza.
—Ve y toma un baño, y quema luego esos harapos que tienes como ropa. Ponte esto y luego regresa aquí —le dijo haciendo aparecer una camiseta y un pantalón en las manos de ella.
—¡¿Cómo puedes hacer una cosa así?! —exclamó sorprendida—. ¿Puede enseñarme también? ¿Yo también podría hacer algo así?
—Eres demasiado... Estúpida como para ser alguien como yo.
—Tiene razón, no sé ni porqué se lo pregunté —sonrió levemente—. Iré a tomar un baño, gracias señor.
Siempre sonreía, no importaba lo que le dijera, o que tan hiriente sonara, ella de todos modos sonreía... Aunque su mirada expresaba lo que realmente sentía.
***
—Nunca había visto tanta comida junta —sonrió emocionada.
—No tomes nada con las manos, utiliza los cubiertos.
Ella sonrió con cierta confusión, y lo observó tomar unos utensilios de metal. Así que esos debían ser los cubiertos.
—Entonces, Nadiame ¿Cómo terminaste viviendo en la calle? —le preguntó tomando una chuleta, cortando un trozo.
—Siempre he vivido en la calle, señor —sonrió sujetando un tenedor, intentando tomar algo con él.
—¿Y tus padres? ¿Tienes familia?
—No.
—¿Y cómo se supone que has sobrevivido hasta entonces? No uses las manos te dije —pronunció al ver que intentaba tomar un extremo de la carne para cortarla.
—Mi mamá me abandonó cuando nací, y luego me cuidó una señora por un tiempo, pero después no quiso que siguiera viviendo en su hogar. Ella dijo que sólo le traería problemas, cuando vio que yo tenía energía, y me dejó en la calle. Desde entonces he vivido en las calles de todo Gianmat —sonrió levemente, dejando de intentar cortar un trozo de carne, porque era imposible.
—¿Cuántos años tienes?
—No lo sé, señor, llevo viviendo en las calles desde que era muy pequeña, apenas y sabía hablar —sonrió tomando una papa hervida.
—¿Quién te golpeó? —le inquirió al ver los moretones en sus brazos.
—A las personas les molesta cuando les pido algo de comer. Por eso a usted le regalé una flor, fue muy amable conmigo —sonrió—. Es el primero que no me empuja en mucho tiempo.
—Parece que quién te eligió el nombre, marcó tu destino para siempre.
Ella lo miró y sonrió levemente, antes de bajar la mirada.
—Tiene razón, señor, yo no tengo valor.
***
—Las mujeres de Gianmat no tienen energía, porque sus cuerpos no son compatibles. Pero cuando extrañamente ocurre, siempre causan problemas.
—¿Por qué?
—Porque se vuelven dementes. Tu madre habrá querido dejarte morir, pero le salió mal, ya que tú sigues viva. Y aún no sé si eso es bueno o malo, pero como superior de Gianmat, tengo el deber de al menos enseñarte a controlar tu energía.
—Eso suena increíble, señor Gabrale —sonrió entusiasmada—. Seré una buena aprendiz, lo prometo.
—Eso espero, porque jamás a nadie tuve la intensión de enseñarle nada. No esperes que sea bueno contigo, paciente, amable, comprensivo. Aprenderás a mi modo, en mis tiempos, cuando yo lo diga y como lo diga.
—De acuerdo.
—Comienza con este libro —le dijo haciendo aparecer uno frente a ella—. Tienes dos días para terminarlo.
Ella tomó el libro y luego lo miró. ¿Cómo se suponía que aprendiera algo de allí? Ni siquiera sabía leer.
—De acuerdo, señor —sonrió.
Gabrale la miró por última vez, y luego salió de la habitación, dejándola sola. Era demasiado estúpida, dudaba mucho que supiera como hacer para leerlo.
Nadiame abrió el libro, y fue corriendo las páginas suavemente, observando los símbolos en ellas, los dibujos, y sonrió, pasando sus dedos por cada relieve.
Le parecía muy bonito lo que le estaba pasando, pero más aún lo sería, si ella supiera lo que allí decía.
Gabrale estaba siendo amable, y le gustaba estar allí... Lástima que en dos días tendría que irse, ya que ella jamás podría leer ese libro.
Observó una página en particular, dónde habían unos símbolos dibujados, y se sentó en el suelo de aquella vieja habitación, tratando de dibujarlos con el polvo que allí había, pasando su dedo.
Desde otra habitación, Gabrale la estaba observando. ¿Qué demonios intentaba hacer?
...
Aún no sé cuál será el tercer libro, pero Nadiame tendrá el suyo ♥️