|Capítulo 16|

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La última vez que la había visto fue durante el desayuno

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La última vez que la había visto fue durante el desayuno. Después de eso desapareció. No me sorprendió porque solía hacerlo todos los años, pero tras haber pautado una especie de amistad, tenía la esperanza de que esa vez fuera diferente.

Quería pasar tiempo con ella. Recuperar lo que habíamos perdido.

El problema era que no la encontraba en ningún lado. Íbamos a ir a probar las pistas de hielo y todavía no aparecía, estábamos todos en la recepción esperándola.

—Suficiente tiempo de espera —escuché la voz de Tara—. Ya vámonos que se nos hará tarde.

—Ella vendrá —insistió Sammy, su entrenadora.

Los primeros cinco minutos yo compartía su opinión. Pero ya se cumplían quince desde el horario de salida y no creía que Olivia apareciera.

No estaba sorprendido. Me hallaba, de alguna manera, decepcionado. Esperaba poder compartir ese viaje con ella para darnos una oportunidad como amigos después de tanto tiempo. Y Olivia desaparecía.

—¡No se vayan! —gritó alguien que bajaba por las escaleras hacia la recepción.

Era ella.

—¿Vieron? Les dije que vendría —dijo Sammy y luego se acercó a ella.

Comenzaron a hablar en susurros y por el tono de voz que usaba Sammy y las palabras al aire que pude escuchar, estaba sermoneándola. Ella asentía con la cabeza y bajaba la mirada, sabía que Sammy tenía razón.

Cuando terminaron de contarnos a todos una vez más, subimos al micro para ir a las pistas de hielo. Olivia se sentó con Luce.

Quise alejar la sensación de rechazo que burbujeaba en mi interior con toda mi fuerza, pero me era imposible. Me sentía tonto.

En el complejo había muchos adolescentes de todas partes del país. Una vez que nos separamos los de hockey de los de patinaje artístico, tuvimos que hacer fila para probar la pista. Delante nuestro estaba el equipo de Varsado, el cual considerábamos clásico rival después de haber jugado tantas veces en contra.

Por lo general les ganábamos, pues nuestros jugadores tenían la pasión por el hockey inculcada desde pequeños. En Rusbell no había muchas actividades extracurriculares para hacer además de hockey o patinaje sobre hielo. Algunos aprendían esquí profesional o snowboarding, pero no mucho más.

La ciudad, en cambio, está llena de distracciones que a veces eran convenientes, pero en estos casos hacía que los jugadores comenzaran a practicar su deporte muchos años más tarde que nosotros.

Era una buena ventaja.

Yo estaba al frente de nuestro equipo porque era el capitán y pude ver al idiota de Gideon, el capitán de Varsado, al frente del suyo.

Sobre el hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora