|Capítulo 38|

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Había algo raro con Devon

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Había algo raro con Devon.

Después de saludar a los jugadores de Varsado, su cara cambió. Seguía sonriendo mientras esperaba que le dieran el trofeo a su equipo, pero no era lo mismo. Y cada tanto me lanzaba miradas, solo que ahora no me mostraba su sonrisa y hoyuelos, más bien me miraba cómo si estuviera tratando de descifrar algo.

Me resultó extraño. Y mi mente cumplió con su típica tarea de buscar razones por las cuales podría estar enojado conmigo.

Comencé a ir hacia atrás recordando cada acción.

Más temprano ese día, había estado abrazándome mucho con Marco. ¿Estaba acaso celoso? No. Sino hubiera estado de malhumor todo el partido, y no solo al final.

Tenía que ser algo que un jugador de Varsado le había dicho y que se había enterado en ese momento. Bueno, también podía ser una mentira y sobre eso no tenía control alguno. Pero el caso era que los únicos jugadores con los que había tenido algún tipo de interacción eran Daniel —en la recepción, durante el primer día— y Gideon —también en la recepción y aquella noche de póker—.

Por un momento, tuve miedo de que Daniel le hubiera contado de las cosas que había hecho cuando me iba de vacaciones a Varsado. Pero luego me recordé que, a pesar de que no hablábamos con frecuencia, él era mi amigo, y sabía que jamás le confiaría a Devon algún secreto sucio. Había hecho muchas estupideces en su momento.

Eso solo nos dejaba a Gideon. El primer día no había tenido mucha interacción, apenas unas palabras cruzadas. La noche de póker fueron juegos bastante silenciosos, salvo por algunas palabras propias del póker que nada tenían que ver con Devon.

Y entonces me acordé de la última mano: le había apostado a Gideon mi relación con Devon como si fuera un par de fichas de póker.

Un hombre de traje, que sostenía un gran trofeo, lo llamó a Devon, quien lo recibió con una sonrisa forzada, y él lo llevó hasta su equipo. El resto de los jugadores festejaron con intensidad, pero él se quedó un poco al margen, casi imitando a Shane, que tampoco parecía muy fan de gritar descontrolado y saltar sobre el hielo con el trofeo.

Hablaban entre ellos. Devon parecía explicarle algo y Shane asentía. Luego, los dos me miraron y quise hacerme chiquita hasta desaparecer.

Una sensación de culpa se apoderó de mí. Le estaba arruinando ese momento. Mis acciones estúpidas le estaban costando a Devon la felicidad del primer puesto.

Sin embargo, cuando Jake fue hasta sus dos mejores amigos con el trofeo en la mano para celebrar con ellos, ambos se rieron y Devon tomó el trofeo en sus manos para levantarlo en el aire. El público respondió con más aplausos. La pequeña sonrisa en su cara alivió un poco la presión en mi pecho.

Luego de pasarle el trofeo a un compañero, Devon se giró en mi dirección para mirarme directamente. Se llevó la mano a la oreja y tiró de ella. Teníamos que hablar.

Sobre el hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora