|Capítulo 37|

23.3K 1.4K 349
                                    

Multimedia: el partido en el que se inspira la final

A pesar del constante griterío en la pista, lo único que podía escuchar eran mis latidos en mis oídos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A pesar del constante griterío en la pista, lo único que podía escuchar eran mis latidos en mis oídos. Tenía una sensación extraña en la boca del estómago y un deseo de sacudir mis manos, que agarraban con fuerza el palo de hockey.

A través del casco podía ver los ojos de Gideon clavados en mí.

Todo se resumía a ese momento: la final de la liga juvenil nacional.

A pesar de tener cierta suerte de nervios, no veía la hora para que el partido comenzara. Quería ganar.

El disco negro se elevó a la altura de nuestra línea de visión y uno de los tres árbitros vestidos de negro y blanco alzó la voz por sobre el ruido:

—¿Listo Rusbell?

—Listo.

—¿Listo Varsado?

—Listo —respondió Gideon.

El disco cayó y la pequeña disputa entre Gideon y yo por la posesión también lo hizo. Lancé el disco hacia el costado y él no alcanzó a detenerlo. Era nuestro.

Trevor y Regan en la defensa se lo pasaron y luego vieron que Shane estaba patinando por el extremo izquierdo hacia la zona de ataque. Hicieron el pase y Jake, en su posición de extremo derecho, y yo, de centro, acompañamos el ataque.

Yo pasé de largo para ponerme al costado del arco, contrario de Jake, y Shane le hizo el pase a él. Jake, tras engañar con que iba a tirar al arco, me pasó el disco para que yo hiciera el gol. Pero mi tiro fue interceptado por el palo de un defensor y del portero.

El rebote le quedó a Trevor, quien volvió a intentar hacer un gol, pero tratando de levantar el disco del hielo. Su tiro fue muy alto y pasó por encima del travesaño del arco.

Los gritos de alivio y de decepción llenaron la pista. De repente, me enfocaron en la pantalla y me moví para volver a ocupar mi posición.

Mi gruñido resonó dentro del casco. No había pasado ni un minuto y el tono del partido ya había quedado claro. Sería complicado y el equipo de Varsado no nos iba a regalar ni media jugada.

 Sería complicado y el equipo de Varsado no nos iba a regalar ni media jugada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sobre el hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora