Desde los cinco, Devon y Olivia habían sido tan amigos que con solo mirarse ya sabían qué pensaba el otro. Pero tras nueve años de amistad, sin previo aviso, Devon se convirtió en la pesadilla viviente de Olivia. Se empeñó en lastimarla y clavó el c...
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Cuando volvimos al hotel aún me sentía abrumada por la nostalgia que me trajo ver mi reflejo en el lago junto a Devon. Toda la situación con él me traía sentimientos encontrados. Por un lado, volvía el cariño que siempre le había tenido, pero estaba acompañado con la duda de si volvería a lastimarme.
Podía ver en sus acciones que estaba arrepentido y que constantemente buscaba protegerme. Era como si tratara de enmendar lo que había roto a través de actos. Pero había una parte de mí que necesitaba hablar lo que había sucedido; no podía ocultarlo con esa nueva versión de él.
No tuve mucho tiempo para seguir sintiéndome así porque debíamos volver: nos estaban esperando para celebrar y hacer las actividades diurnas.
En la recepción me esperaba una Luce con cara enojada. Junto a ella estaban Jake y Shane, pero no había rastro del resto del instituto.
—¡Te busqué por todos lados! —me reprendió— Queríamos ir al centro de la ciudad con ustedes, ya se fueron todos en autobús.
—Nos tardamos un poco más de lo que me esperaba —dijo Devon despreocupado—. No estaba al tanto del miedo irracional a pisar un tronco que tenía Olivia.
Luce me miró extrañada y negué diciendo que no tenía caso, para luego estirarme y darle un golpe en la cabeza a Devon.
Me miró de costado mientras Jake le decía algo del partido que parecía no interesarle, y me lanzó una media sonrisa traviesa mientras su mano acomodaba el pelo que le había desordenado.
Debía ser ilegal estar tan bueno.
—¿Y eso? —me exclamó Luce en un susurro— No sé qué te traes últimamente con Devon, pero apoyo al cien por ciento todo lo que implique a ti acostándote con alguien.
Sentí como mi cara se calentaba. Le había contado en su momento que él me gustaba cuando era mi amigo, pero ella debía hacer silencio. Devon, Jake y Shane estaban delante nuestro y podían escucharla.
—Cállate —ordené tomando su brazo—. Si no estuvieras tan ocupada con este —dije señalando a Jake—, te habrías enterado de que lo que dices está muy alejado de la realidad.
Se rio, pero noté cierto deje de culpa en sus ojos.
—Yo... lo siento. Es que hace mucho que no estamos así y...
—No tienes que excusarte, solo estaba metiéndome contigo —la corté y le sonreí.
Salimos del hotel y comenzamos a caminar, pues era la única manera de llegar al centro de la ciudad. Aproveché el camino para ponerla al tanto de todo.
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