|Capítulo 33|

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Habíamos elegido que Luce fuera la que se asegurara de que el camino estuviera libre

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Habíamos elegido que Luce fuera la que se asegurara de que el camino estuviera libre. Al ser tan bonita y tener una voz suave capaz de convencerte de cualquier cosa, era útil en caso de que la atraparan.

Luce estaba entusiasmada por cumplir su rol. Al que no le gustaba ni un poco la situación era a Jake.

—Si sale perjudicada los haré pagar —dijo levantándose del banco señalando a Devon y a Shane.

Estábamos reunidos en el vestuario de hombres y ya había caído la noche.

—Todo debería salir bien —explicó Shane por última vez—. Solo quedan las personas de limpieza; el pasillo que conduce a la cabina de grabación y la misma cabina no son áreas de uso común, por lo que son limpiadas cuando termina la semana.

Ese día era jueves por la noche, así que estábamos bien.

—¿Y qué si alguien decide ir hacia allí porque sí? —se quejó Jake.

—No conseguí la lista de empleados y horarios para que me cuestiones —Shane lo miró mal.

—Puede haber excepciones y lo sabes.

Shane volvió a llevarse la mano a la cara.

—¿Tú crees que yo quiero que hagan esto la noche anterior a la final? —dijo— Como si no pudieran esperar un par de horas.

Ahora fue Devon, que estaba parado a unos metros viendo y revisando la lista de sospechosos una y otra vez, quien se ganó la mala mirada. Como si pudiera percibir el enojo de Shane, respondió sin siquiera levantar la vista:

—Mañana es la final y, luego de grabar el partido, van a quitar los equipos por mantenimiento porque termina la temporada, ya lo sabes —su voz resonó contra el metal de los casilleros que nos rodeaban—. Tiene que ser hoy.

—No entiendo por qué hacen tanto problema por nada —Luce habló con tranquilidad sentada a mi lado, mientras se veía las uñas y estiraba sus piernas—. Si alguien me descubre, es fácil convencerlo de que estoy perdida.

La excusa que habíamos armado era que se había perdido buscando a su padre, uno de los relatores del juego, que le había dicho de verse en un lugar, pero no sabía de cuál hablaba. Luce sabía mejor que nadie jugar a la nena buena e inocente.

—He manipulado a más gente de la que puedes imaginarte, Jake, y de estratos sociales que supuestamente se caracterizan por una inteligencia superior —Luce lo miró directo y él frunció su ceño—. Esto no será un problema.

Jake se quedó en silencio, mirándola algo sorprendido. Shane, en cambio, tenía indagación en su mirada, cómo tratando de entender a qué situación se refería con exactitud.

Devon seguía en su mundo, leyendo la lista de nombres que podrían haber tenido intenciones de hacerme daño.

—Por el amor de Dios —me quejé y él enfocó enseguida sus ojos en mí—. ¿Ya te memorizaste cada puto nombre de la lista? ¿O qué se supone que estás haciendo?

Sobre el hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora