ÁRBOL BLANCO

décimo espacio en blanco

sábado 23 de septiembre

2017

A decir verdad, he avanzado a un nivel sorprendente desde la última vez que actualicé este diario, no todos los humanos avanzan tan rápido en un corto lapso de tiempo

Tan rápido es mi alimentación de sabiduría, que hasta me consideraría un nuevo dios que ha venido a este mundo para restaurarlo una vez más.

Quizá es por esto que yo sentía que no encajaba en este mundo, porque he venido a cambiarlo, he venido a cambiarlo absolutamente todo.

El poder de la sabiduría de la asquerosa raza humana tiene sus límites, chocando contra una barrera invisible sin poder ir más allá de esta, asemejándose a una polilla queriendo ir hacia la luz, pero de repente esta choca contra un cristal.

Así de asquerosos son ustedes, queriendo cada vez más y más poder, siendo completamente ridículos, llevándose la vida de millones y millones de los de su especie a su paso.

Y digo que son ridículos por causa de tanta ironía que tiene su ciclo de vida, intercambian gran parte de su salud tanto física como mental y espiritual a cambio de unos míseros billetes, para terminar pagando una gran suma de estos a cambio de recuperar su salud, viven todo el tiempo como si fuesen a morir, para acabar muriendo como si nunca hubieran existido.

Volviendo con el tema principal, me saltearé algunos detalles, ya que estoy seguro de que quien está leyendo este diario es solo un simple humano ignorante, incapaz de comprender algunos aspectos de la vida que ni conoce.

La pregunta aquí es ¿por dónde empezar cuando le tengo que contar a todo un mundo ignorante una revelación más allá de su comprensión?

Creo que podría comenzar preguntando si conoces la alegoría de la caverna.

La conoces ¿verdad?

De no ser así, te lo resumiré en cortas palabras sencillas hablando en tu idioma de ignorante.

En la alegoría de la caverna, el prisionero que asciende al mundo exterior, pasa de la oscuridad a la luz, de la ignorancia al conocimiento. ... Esto es clave en Platón y esta alegoría, el hecho de que las personas comienzan la vida en la caverna, como símbolo de un mundo de apariencias.

Dentro de una caverna, los habitantes solo saben y conocen lo que hay dentro de esta, oscuridad, y tanta ausencia de luz que les provoca una particular especie de ceguera.

Tanto se acostumbran a estar allí, que si supieran que existe la luz del exterior, no quisieran saber nada de esta, y la tacharían como falsa e irreal.

Si se diera el caso de que un prisionero fuese liberado, no tardaría ni un minuto fuera, como dije anteriormente, fue tanto que se acostumbraron a estar en las sombras de la ignorancia, que el exterior ya les resulta completamente desconocido y extraño. Y por temor a lo desconocido deciden ser peor que un ciego, ya viendo la verdad deciden volver a cerrar los ojos.

Las personas que se encuentran encadenadas en esta caverna que ustedes le llaman planeta tierra, no son capaces de liberarse por sí solas, de hecho nadie puede, ni siquiera Houdini bajo las cadenas de la esclavitud de sus vicios y de su oscuridad podría liberarse por sí solo. Siempre debe haber una "luz externa" que irrumpa en la oscuridad de la caverna de uno, para poder romper esas cadenas.

Yo seré esa luz que ilumine a mi nuevo mundo, nadie se salvará sin mi divina intervención.

Incluso en la actualidad, lamentablemente la humanidad se encuentra encadenada a las sombras de su propio pecado. La avaricia y el egoísmo le dieron al mundo una cárcel gigante donde nadie puede escapar de la dependencia de sus vicios, y mucho menos de su ignorancia.

(Que ni les moleste que use demasiado la palabra "ignorante", ya que es eso lo que son)

Quiero darles a entender que para los grandes titiriteros, la raza humana nunca pudo haber sido tan fácil de manipular, porque para sorpresa de muchos, sí existen personas que quieren mantenerlos encadenados.

Pero como dijo mi padre "para saber la verdad, olvida todo lo que conoces como real"