espacio en blanco #15

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Mi conciencia turbada se ha quedado en los 18 años, sumida en un Neverland de afligidos.

Creería que todo componente que formaba parte de mi ser ha muerto en aquella tormenta de dolor, siendo ahora un errante en el abismo de lo que antes pudo haber sido un maravilloso lugar eterno.

Todo los vientos siempre nos devuelven al abismo del Neverland.

El tiempo pasa como siempre lo hizo desde el inicio; nunca se detiene por más que lo imploras, siendo este demasiado cruel y llevándose todo a su paso, siendo también un sinónimo de eternidad.
Sin embrago no puedo entender cómo es posible que conmigo haya hecho una cruel excepción, torturandome cada semana, cada día, cada hora, cada maldito segundo.

De todas formas reconozco que lo que está ocurriendo no es nada más que un castigo por haber descubierto el lado oscuro de la humanidad; dejándome en claro que nunca debí meter mis narices dónde no debía.

Todo hombre que coma del fruto del conocimiento, siempre será expulsado de algún paraíso.

No hay duda que la eternidad es el castigo más grande que le pueden dar a alguien, y pensar que hay gente que muere por tenerla.
Ya a estas alturas ni soy conciente del tiempo.
Vuelvo a repetirlo: mi conciencia se quedó en los 18 años...
Ya ni recuerdo el tiempo transcurrido; cuántos meses o cuántos años pasaron, y sinceramente quiero que quede así porque sé en el fondo que lo merezco.

Simplemente intento negociar con esta pena que se depositó en mí desde que la persona a quien más amé dejó este mundo cuando le prometí el universo.

ÁRBOL BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora