Los eslabones

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-!¿Qué hacemos?! -Se aterró Lían agarrándose la cabeza.

-¡Quizá nos vino a matar! -Gritó Denzel desesperado-. Te dije que nos estaba siguiendo.

-Sí saben que los estoy escuchando ¿No? -Habló tranquilamente el chico desde el otro lado de la puerta-. Tranquilos, cichos; en serio. Solo vine a hablar con el sr. Evans, y eso es todo.

Al oírlo, los chicos se pusieron aún más nerviosos, y como siempre, me quedaron viendo esperando que diga algo.
Luego de un largo suspiro, como si fuera un padre hablando por sus hijos, decidí hablar Yo.

-¿Qué quieres de mi padre? -Le pregunté disimulando los nervios que tenía-. ¡No te pases de listo! Además, si él estuviera aquí, ya se habría dado cuenta de que tú...

Fue en ese momento que me di cuenta de que metí la pata al darle a entender de que él no estaba.

-... Asi que "si él estuviera" -Reflexionó el muchacho en voz alta.

-¡Demi, Corree! -Gritó Denzel.

Sin embargo, ya era tarde para eso. Todo pasó muy rápido como para que yo reaccione.
Al igual que Lían, este chico también abrió la puerta como policías haciendo allanamiento.

Di un salto rápido hacia atrás, para poder tener tiempo de desenfundar el arma de mi padre, pero fue inútil; este chico fue demasiado ágil para mi sorpresa, y ya se encontraba en frente de mí como si de un rayo se tratase, tomándome el brazo que sostenía la pistola.
Pero inesperadamente, no hizo más que sostener mi brazo firmemente, apuntándose a sí mismo con el arma que yo sostenía, mientras él mantenía una expresión pasiva, con su mano izquierda guardada en el bolsillo. Fue ahí que me dí cuenta que en su mejilla izquierda llevaba una cicatriz un tanto peculiar, como si esta fuera ramificada.

-¿Y bien? -Preguntó casi riéndose-. ¿Ahora qué, Evans?

-¡Ya mata a ese drogadicto, Demi! -Gritó Denzel-. ¡¿Qué esperas?! ¡Solo jala el gatillo!

En ese instante, me encontraba en una situación muy delicada. Era demasiado para mí, mi mente estaba nublada sin siquiera querer analizar el por qué debería o no dispararle.

Sin embargo, pensé que sería buena idea por lo menos inmovilizarlo disparándole en el hombro derecho, Después de todo, estaba en mi derecho de hacerlo, ya que, irrumpió en mi casa, y eso ya era motivo suficiente para hacerlo.

Pero lamentablemente, sin siquiera poder hacer ni el más mínimo movimiento, jaló velozmente mi brazo con una fuerza sobrehumana hacia fuera de su costado.

Midiendo su capacidad, me resultó bastante insensato querer hacerle frente. A su vez, para mi sorpresa, desenfundó a una velocidad relampagueante lo que pareció ser una Mágnum S&W .357 apoyándola en mi cuello (para que el que no sepa, en resumen, si apretaba el gatillo, mi cerebro y mi sangre iban a pintar todas las paredes de mi casa)

-¡¿Qué haces, enfermo?! -Gritó Denzel-. ¿Qué mierda es lo que quieres?

-¡Demi! -Se alarmó Lían-. ¡Haz algo!

Este muchacho, sin prestarle atención a lo que decían los chicos, analizó detalladamente el arma que yo estaba empuñando.

-Veamos que tenemos aquí ... -Examinó acercando mi brazo hacia él, mientras que con la otra mano seguía apuntándome con su arma al cuello-. Así que una Glock 26 de Cuarta generación ¿Eh?, Interesante..., Estas son muy reconocidas por su gran capacidad de precisión al momento de exterminar. Solo un oficial con fetiches exóticos puede tener un arma como esta..., Entonces sí eres el hijo de Roy Evans.

ÁRBOL BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora