La guardería

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Se dice que los ojos son las ventanas del alma. Y yo reconocía por completo la veracidad de aquellas palabras que no poseían nada más que la pura verdad.
Pero ser consiente de aquello implicaba que debía aceptar que algo no encajaba con la mirada que Todd me dirigió antes de irse de mi casa.
"¿Cómo no lo noté antes?" Recapacité intrigado en un instante mientras avanzaba por la estrecha calle que nos conducía a mí y a mis amigos hacia la guardería que nos esperaba alzada imponente a dos cuadras de distancia.
Literalmente lo único que manifestaba esa vista era nada más que terror con tan solo verla, o quizá solo era idea mía.

La incertidumbre y los nervios no me permitían mantener mi mente fresca para meditar con claridad en su debido tiempo. Era momento de calmar aquellas preguntas de una vez por todas antes de que me siguieran atormentando.

—¿Por qué ese tal Todd habrá ido a mi casa? —Reflexioné abiertamente hacia los chicos, quienes luego me di cuenta de que los dejé siete pasos atrás mío—. Si se ponen a pensar..., lo único que hizo fue solamente entrar; ver mi cuello; y corroborar si es que realmente soy Demi Evans.

Mientras comenzaba a analizar en voz alta, todo se escuchaba ridículamente absurdo; tanto escándalo que hacía ese muchacho por nada.

... Pero también sabía bien que había algo que no me cuadraba. Algo que no diría en voz alta y lo reflexionaría en completo Silencio.
Más bien había tres cosas que no me cuadraban para nada y me mantenían intranquilo.

La primera fue percatarme de que mis ojos estaban captando sin mentirme cómo las balas le penetraban en las piernas a este sujeto y aun así este no caía.
Y la segunda se vincula a que cuando estaba a punto de procesar todo, Todd confirma lo que estaba por deducir diciendo que me creía único y especial.
Indirectamente me dejó en claro que él conoce mi enfermedad, y aún más impactante y difícil de creer, él también tenía analgesia congénita.

Pero si hubo algo que más me inquietaba y me volvía loco de tanta confusión, fue su mirada antes de que se marchara, la mía había encontrado la suya por una mini fracción de segundos. Pero fueron las suficientes para ver en aquellos ojos cansados de ojeras algo que no andaba bien..., Podía apreciar tristeza y agonía pura en su máximo esplendor.

—!Demi! !Otra vez lo mismo! ... Contigo no se puede, carnal —Protestó Denzel, quien parecía haber estado llamándome hace rato—. ¿Aún sigues ahí?

—Lo siento, chicos..., Hoy no es mi día al parecer; tengo tanto en qué pensar ahora... —Contesté ralentizando mis pasos para acoplarse nuevamente a los de mis amigos—. ¿Qué me estabas por decir, Denzel?

A esas alturas, conociendo el "lado instintivo de Denzel" reconocí que lo iba a necesitar de vez en cuando.
Todos tenemos un "lado instintivo", y tarde o temprano sale a la luz. Son aquellos que sacan absolutamente todo lo mejor de ti para salir de un aprieto que definitivamente peligra con tu vida. Y el de Denzel era la lógica, y eso a decir verdad nos venía como anillo al dedo a todos.

—Te estaba diciendo... —Prosiguió Denzel con un tono de niño ofendido—. Que ese tal Todd se nombró como un eslabón a sí mismo y nos dijo su número correspondiente..., Pero de ser realmente un eslabón significa que ...

—¡Significa que debió haber secuestrado a Demi! ¡Claro! —Cayó en cuenta Lían golpeando su cabeza levemente—. ... Pero no lo hizo ¿Por qué?

—... ¡Si me dejas terminar¡ —Prosiguió Denzel —. Pero este sujeto... Cuando le pregunté qué es lo que quieren los eslabones, me corrigió y dijo algo así como "que es lo que ellos quieren".

—Eso temía; este tipo no es un eslabón —Concluí con la mirada de Denzel asintiéndome—. Eso significa que tendremos que ser el doble de cuidadosos con él, quizá sea algo peor que uno de ellos.

—A todo esto... —Lian habló indicando que se saldría fuera de contexto—. ¿Qué vendrían a ser exactamente los eslabones?

Le agradecí y al mismo tiempo lo maldije por esa pregunta. Ahora mi mente iba a maquinar a toda máquina como nunca lo hizo en su vida.
Pero para nuestra desgracia esa duda estaba a punto de ser solucionada de la forma en la que menos lo íbamos a imaginar.

—Eso lo veremos después —Traté de calmar mi mente también con esas palabras—. Ahora centrémonos en los que nos conviene, esto es peligroso y tendremos que tener todos nuestros sentidos bien despiertos.

Hablé a tiempo, puesto que ahora nos encontrábamos a tan solo unos pasos de llegar a la acera que conectaba a la entrada de la guardería, la cual al verla más de cerca causaba más pánico por sus arruinadas paredes que marcaban un largo tiempo de inactividad dónde pudieron aprovecharlo para quien sabe cuántas cosas.

Y ni hablar del color verde podrido que se depositaba en aquellas estatuas de ángeles en la entrada principal.
Toda una vista tétrica la vieras por dónde la vieras.
Su altura era de aproximadamente unos 40 metros de altura –muchas escaleras que subir–. Y su diámetro se podía ver que ocupaba la exagerada cantidad de toda una manzana entera.

—Ehhh... ¿Eso se supone que era una guardería? —Preguntó Lían sarcásticamente al ver el inmenso establecimiento.

Sin siquiera haber terminado su pregunta, Denzel sin previo aviso soltó un gas que retumbó hasta la otra cuadra por el eco y por la potencia que salió de este.
Bastante puerco, pero en lugar de decir algo al respecto, yo me quedé perplejo al notar que todo el tiempo estábamos caminando por un lugar inhóspito debido al eco inmenso que produjo el terrible pedo que se tiró Denzel.

—... Tiene sentido —Pensé en voz alta.

—Sí, ya sé, yo sabía que era mala idea pedirte otro vaso de yogur con cereal de pasas —Coincidió Denzel.

—¡No, no hablo de eso, pedazo de puerco enano! —Corregí tapándome la nariz con el cuello de mi camisa—. Hablo de que todo esté lugar parece estar inhóspito.

—Ah sí..., Bueno, eso también —Confirmó Denzel tapándose él también la nariz –ni siquiera él soporta el olor de sus flatulencias–

Entre tanto tirarle insultos a Denzel, de un momento a otro sin darnos cuenta terminamos llegando a la tan esperada guardería.

—Toca tú primero —Bromeó Denzel poniéndose detrás de su hermano.

Lían, como siempre siendo un muchacho que soluciona todo fácil al modo vikingo, sin decir una sola palabra se dirigió a la puerta principal y como si de cañón pirata se tratase, lanzó una potente y certera patada a la cerradura de la puerta con sus piernas de acero, que no solo consiguió que se abra, sino que mandó a volar la parte de la cerradura con puerta y todo.

—¿Es un buen momento para decir que yo estaba pensando en una forma no tan ruidosa de entrar? —Consulté sarcásticamente con Lían.

Tengo que admitir que me causó risa su expresión de niño que acababa de hacer un desmadre y salió caro.

—¡Eres un pendejo Lían! ¿Dónde te enseñaron a golpear la puerta? Lo mismo me hiciste en mi salón —Le regañó Denzel entre susurros mientras se alejaba de la puerta.

—Ni modo, habrá que entrar por alguna ventana de atrás —Contestó Lían haciendo ademanes para que lo siguiéramos hacia la parte de atrás del establecimiento.

Nunca me sentí tan afortunado en un momento de tanta tensión, y a la vez tan incompetente. Puesto que al terminar de rodear toda la guardería para llegar a la parte trasera, allí nos esperaban dos puertas de acero abiertas de par en par.

—No sé si sentirme con suerte o como un completo estúpido —Opinó también Lían, creo que hasta Denzel habrá pensado lo mismo.

—Entremos con cautela, chicos —Me vi con la necesidad de aclarárselos mientras desenfundé ágilmente mi arma—. Estas puertas no están abiertas solo por casualidad; hay gente adentro.

ÁRBOL BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora