Melody walker #2

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Procediendo con su labor, el oficial Evans tomó los datos de mi madre y del desafortunado taxista que se vió envuelto en aquel lío por el simple hecho de haber subido a una pasajera peculiar y sobre todo un tanto ebria.
Obviamente no faltaron las típicas preguntas rutinarias. ¿qué andaban haciendo a esa hora? hacia dónde se dirigían y demás. mientras que el oficial recopilaba todos los datos con pura desidia en una libreta de bolsillo.

Dice mi madre que notó en aquellas preguntas un tono monótono y un tanto apagado, como si no hubiera sido necesario tanto escándalo, y que lo único que quería este uniformado sería solamente acabar con su deber e irse a su casa. Tan así que hasta incluso ignoró el detalle de que ella se encontraba en un estado de ebriedad leve.

—Creería que con esto ya basta —Concluyó cerrando con estruendoso ruido su block de notas solo para variar—. Tú puedes irte, gordito —Señaló con su bolígrafo al taxista, que lo único que hacía era sudar cataratas por los nervios como si fuera un niño inocente siendo detenido por primera vez.

—Tú te quedas aquí hasta que venga la ambulancia a ver al niño y yo pueda llevarte a la comisaría —Señaló a mi madre con el extremo contrario del bolígrafo—. Me temo que tengo que llevarte al calabozo.

—¡¿Pero qué?! ¡¿Qué me está diciendo?! Si es por lo que levanté al niño del suelo...

—Nah, era broma —La interrumpió con tono despreocupado, como si solo quisiera desaburrirse un poco—. Solo tengo que llevarte a la comisaría para hacer el informe, recopilar los datos. blah blah blah.

—Me parece que está chistoso hoy —Comentó el taxista.

—¿Qué haces aquí? ¡Ya lárgate, Alfredo!

—Alfred —Corrigió antes de irse—. Y la señorita me deberá pagar el viaje antes que me...

Antes de dejarlo terminar, el oficial llevó rápidamente sus manos al bolsillo colmado demasiado fácil y rápido de paciencia para revelar un fajo aterrador de dinero y se lo entregó sin más.

—Que tengas una buena noche, alfredito —Dijo el oficial dandole unas palmadas en la espalda.

Recuerdo cómo mi madre se echaba a reír a carcajadas mientras me narraba todo eso último. qué recuerdos...

El taxista ya se había esfumado con una sonrisa de oreja a oreja al tener un botín inesperado luego de una preocupante escena para él.
Ahora solo quedaba el trío de desconocidos a mitad de la media noche aguardando en zona desértica la llegada de la ambulancia.

–Así que ustedes no fueron quienes hicieron la llamada... –Caviló entre sus pensamientos el oficial viendo hacia el otro extremo de la carretera–. Esto tiene muchas cosas que pensar y deducir.

–Yo digo que fueron los mismos quienes dejaron al niño aquí y luego lo reportaron –Aportó mi mamá segura de lo que decía–. La pregunta es ¿por qué?

—Esta carretera no es tan concurrida y menos a estas horas... estoy seguro de que no había nadie más por aquí salvo esas personas que dejaron al niño y el taxista que te trajo–Formuló el oficial Evans –. Quien, por cierto, espero lo ayude un poco ese fajo que le di.

—¿¿Tú también lo notaste?? —Se sorprendió mi madre ante tal observación—. ¿Cómo te diste cuenta?

—Espera ¿¿Tú también pudiste notarlo?? —Se sorprendió aún más el oficial

—Hablas de su depresión ¿no?

—¡Exacto! ¿Cómo te diste cuenta que estaba tan angustiado? —Curioseó con sus ojos desorbitados

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2022 ⏰

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