44 | Una simple reunión

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Haider

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Haider

Me levanto al oír los golpes del otro lado de la puerta, acomodo mi bóxer y camino descalza para abrirla y encontrarme con madre cruzada de brazos. —Tenemos que hablar.

—Siempre tenemos que hablar, si es sobre Cate...

—No, no es sobre ella, es sobre el baile.

—¿En serio seguirás con eso después de lo que pasó? —la miro al entrar y sentarse en uno de los sofás individuales para mirarme seria.

—Si, es más que evidente que ahora que Cate está de regreso con nosotros, los cazadores pensarán que fuimos nosotros los que entramos a su escondite, es por eso que es mejor decirles quien fue la mente maestra de todo esto.

—No —niego rotundamente cerrando la puerta y me acerco a ella—, Larissa no puede ser culpada por ello, sabes muy bien lo que sucedió aquella noche y si no fuera por ella, Cate estaría muerta, o peor, siendo utilizada de carnada.

—Y tampoco podemos arriesgarnos a que seamos asesinados por culpa de una cazadora. —refuta poniéndose de pie mientras alza la voz.

—Por esa cazadora, mi loba está viva al igual que todos nosotros —respondo enojado y me acerco a ella—. Madre, tú no la viste, pero en la lucha, su fuerza, su... poder, es mucho más fuerte que cualquier cazador, ¿Recuerdas a su madre? Imagínate que fuera hasta mejor, hasta podría...

—Ni siquiera lo digas —abre su palma frente a mi rostro negando y se aparta—, jamás lo haría y nunca aceptaría volverse una guardiana, por más que su madre lo haya sido en el pasado.

—No la conoces.

—¿Y tú si? —pregunta mirándome frunciendo el entrecejo, pero no contesto, no volveré a tener esta discusión con ella.

Me acerco hasta mi guardarropa y busco ropa para correr hasta el baño sin prestarle atención, me cepillo los dientes y salgo del cuarto para calzarme, debo buscar a Greta, decirle que no hay tiempo que perder ya que sin su vieja amiga, no lograremos que Larissa abandone el Lux. Bajo las escaleras y busco las llaves de mi auto dirigiéndome hasta el estudio de Greta.

—Vámonos —le digo al entrar y ella deja un libro sobre la estantería para voltearse a verme—, no hay tiempo que perder, vamos por Teodora —ella asiente con una sonrisa y busca su abrigo para caminar detrás de mi, salimos por la cocina y veo a Ramsay caminando hasta nosotros, intento evitar hablar con él, pero este nos detiene el paso.

—Buen día —dice.

—Hola —me volteo mirando a Greta y estiro mi mano—, vamos.

—Esperen, ¿A dónde van con tanta prisa?

—No te incumbe Ramsay, así que si nos disculpas... —digo, pero él me detiene.

—Haider... ¿Acaso es algo que Eleonor deba saber?

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora