25 | Para mi ya estás muerta

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Erik

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Erik

La elevo con una mano rodeando su cuello y la empujo en el aire haciéndola caer —Te juro que yo no fui, no tengo nada que ver, Erik. —golpeo su rostro con fuerza, volteando su cabeza cayendo de nuevo en el suelo del bosque.

—Ya deja de mentir. —grito quedándome sin aire, me costó mucho alejar a Chloe del bunker y ahora esto, no la aguantaba más, maldita hija de puta—. Lo único que puedes hacer ahora es admitir que tuviste que ver en todo esto. —Levanto su cabeza agitando su cabello mientras ruega que la suelte.

—Por favor, no. Te dije que no lo hice y de todas formas me matarás.

—Para mi ya estás muerta —La suelto y me volteo fregando mis ojos al sentir el cansancio de varias noches sin poder dormir.

—Nunca quise hacerlo... lo juro, él lobo me siguió, le dije que se fuera —suspiro y me volteo pateado su rostro cayendo otra vez, la rabia comienza a carcomer mi interior, no toleraba sus mentiras y todo el desastre que causó me irritara más, la levanto del suelo y la estampo contra un árbol—. Te amo, Erik no me hagas esto. 

Estudio su rostro magullado por las pasadas peleas que tuvo y lo arruinada que ahora está por la tierra húmeda, tapo su boca con una mano para que deje de hablar y ella sujeta mis hombros para apartarme, niego con la cabeza y la dejo caer de nuevo al suelo.

—Todo es tu culpa.

—¿Qué quieres que te diga, que no me gustaba que estuvieras lejos o que miraras a otra?

—¿Así que, solo es por eso?

—No, estoy haciendo lo que tu siempre quisiste.

—¿Y eso qué es, matar a Patrick, a los cazadores y su descendencia? ¿Qué mierda tienes en la cabeza? Mataste a muchas personas, casi me matas y pretendes amarme por hacer lo que siempre quise.

—Si —grita esta vez, confesando la verdad—. Por fin podremos hacer lo que siempre quisiste, juntos, pero la maldita hija de puta tuvo que arruinarlo...

Mi palma colapsa contra su mejilla antes de que termina la oración, Chloe se aparta sujetando su perfil donde había marcado mis huellas y me mira asustada.

—La cagaste, arruinaste tu vida y la mía porque esa no era la manera en hacer lo que yo quiero —Mi voz se hace cada vez más grave a la vez que avanzo hacia ella, estirando mis brazos controlando mi furia.

—Lo siento.

Muevo la cabeza negando ante su suplica y me giro para dejar de mirarla —Lárgate.

—¿Qué?

—¡Si no te vas ahora, TE MATO! —Grito dando unos pasos, regalándole los segundos para que corriera lejos de este lugar, lejos del mundo entero donde estaba seguro que la encontraría para matarla por hacer lo que hizo. 

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora