23 | Tú no viste nada

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Larissa

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Larissa

Varias imágenes golpean mi mente sin piedad, toda la sangre en las paredes, el suelo, el lobo al que acabo de dispararle, los heridos y los médicos intentando salvar a todos, los ojos del lobo al levantar la estaca, la mano de Patrick obligándome a detenerme y el golpe que me dejaría en un sueño profundo hasta ahora.

Abro los ojos con exabrupto, respirando por la boca al no poder respirar por los finos tubos que tengo dentro de mi nariz, al retirarlos, varios médicos se acercan para contenerme— No me toquen. —Les ordeno, mi cabeza da vueltas y me doy cuenta de que llevo la misma ropa que antes, con la diferencia en que ahora tengo manchas de sangre sobre ella y partes rotas por el desastre que he presenciado anteriormente.

—Debería recostarse... —dice una mujer a la cual paso por alto, bajo de la camilla y me sostengo por ella para dar un par de pasos intentando no tambalearme, miro a todos mientras desconecto los tubos de mi cuerpo.

—Estoy bien, traten a otra persona que lo necesite —pero ninguno se mueve de su lugar— ¡Ahora! —Levanto la voz en el momento en que llega Sara y me mira, alejándose un poco de la puerta de la pequeña habitación donde me están tratando para dejar pasar a los médicos con sus equipos. Mi cabeza duele, pero ha dejado de sangrar y solo tengo hematomas en mi cuerpo, tal vez un poco del Lux que aún persiste en mi sistema ha trabajado mientras descansaba.

—Ya veo que mejoraste.

—¿Qué fue lo que pasó? —Pregunto para saber con detalle el por qué fuimos atacados, ella solo levanta ambos hombros y niega con la cabeza.

—Estamos investigando eso.

—Mucha gente murió, Sara. —La miro a los ojos y repaso su estado, su cabello despeinado, sus pómulos cansados, moretones en el cuello y cabeza, y una cortada en la mejilla izquierda.

—Lo sé, nunca había pasado algo así. Es muy duro para todos.

Algo dentro de mi me molesta, no me importa para nada porque el enojo es más grande por lo que hizo, pero debo saber una cosa. —¿Cómo está Patrick?

—Sigue sedado, de seguro despertará pronto.

—¿Y Samuel? —Enrollo mis mangas y recuerdo ver el abdomen de mi amigo repleto de sangre, Sara frunce el ceño y me mira con cautela—. ¿Sara y Samuel?

—No lo sé.

—Mierda —Cómo puedo, camino sin tambalearme saliendo hasta el pasillo y buscando por todos lados a mi amigo, hay muchas personas siendo atendidas, se oyen gritos y todo es un desastre, veo a gente limpiando las paredes y arreglando el balcón, mientras otras, retiran los restos de las cosas que se rompieron, como estantes y mesas. Visualizo a Adel sosteniendo un paño sobre su rostro ensangrentado y corro hasta él, presiono su mano hasta que él me nota y deja que lo ayude— ¿Por qué no hay nadie aquí? —grito— Alguien debería estarlo curando, se desangra —Robo una manta que encuentro sobre la mesa y la presiono más sobre su perfil izquierdo, Adel jadea inquieto—. Tranquilo.

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora