15 | Error de una noche

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Erik

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Erik

Cierro mis ojos para controlar mis impulsos que provocan cualquier estupidez, pero imágenes de Larissa cubierta de sangre y lastimada torturan mi mente, sus ojos ahogados en lágrimas y sus mejillas rosadas como su nariz por el frío, su fino labio temblando por el miedo que pasó sola, lejos de mi. Al escuchar una puerta cerrarse me concentro en terminar de ordenar las cosas del gimnasio dentro del armario, el cálido olor a dulce y vainilla me advirtieron que iba a ser inevitable no verla.

—Con que, sobreviviste —Al voltearme, Larissa se encuentra mirando unas cosas que dejé sobre la mesa, sus ojos conectaron con los míos y al ponerlos en blanco una media sonrisa se dibuja en mi rostro— ¿Cómo está tu tobillo?

—Dudo poder volver a caminar —Ríe de su propio chiste al señalarse de pie, me acerco a ella y noto más de cerca sus pómulos cansados con manchas oscuras—. Necesito volver, ¿podrías llevarme?

Iba a negarme, pero recordé que aún no ha traído todas sus pertenencias y no quería hacerla enojar por negarle la posibilidad de ir un tiempo más a la universidad, al menos así podría distraerse en lo que yo me encargo de los dos responsables en lastimarla.

—¿Sabes conducir?

—Bueno yo sí, pero no tengo...

Al sacar mis llaves de mi pantalón y tenderlas, ella me queda viendo un tanto extraño, estaba a tres segundos de arrepentirme cuando con lentitud las toma, nuestros dedos se rozan y la siento fría, definitivamente estaba por enfermarse o algo por el estilo.

—Gracias —pronuncia mientras vuelve a mirarme a los ojos, mientras los míos no pueden separarse de los suyos.

Al voltearse para caminar hasta la salida, noto como se las arreglaba para no cojear y mantenerse firme—. Oye —Ella se da media vuelta para mirarme y me cruzo de brazos—. Si lo dañas, te rompo el cuello.

En sus ojos hay confusión hasta que vuelve a mirar las llaves para sonreír. —Está bien —dice para darse la vuelta y ahora sí salir del gimnasio.

Ahora si, guardo todas las cosas que usé para entrenar con los demás hombres lobos y cuelgo los bolsos en mi espalda para dejar todo dentro de sus respectivos lugares, salgo del gimnasio y me dirijo hasta la cafetería, todos conversan entre sí y distingo a Patrick bebiendo un café mientras habla con otras chicas mucho menores que él.

—Largo —ordeno cuando me acerco y me posiciono a su lado, Patrick se endereza y me mira divertido, yo hago lo mismo cuando veo que tiene un hombro vendado, pensando en como se lo pudo haber provocado.

—¿Qué quieres?

—Partirte el cuello, pero es algo que discutiremos mañana —digo tranquilo—. ¿Qué mierda creíste cuando decidiste llevarte a Larissa al bosque?

—No es una niña, ella decidió acompañarnos por su cuenta cuando se enteró que su amigo también iría. De todas formas no lo hizo tan mal —contesta señalando con la vista detrás de mí, me giro al ver la espalda de Chloe, de ella me encargaría luego—. Y, ¿cómo está?

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora