50 | Él vive, tú mueres.

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Este capítulo contiene escenas que no son aptas para todo público -por no decir, para nadie-, lees bajo tu responsabilidad y todo lo que construyo es ficción, en ningún momento apoyo ni defiendo actos que no tengan nada que ver con mis escritos y mis creaciones.

Por favor no denuncies, puedes dejar tus comentarios constructivos o simplemente abandonar la lectura y dejar de seguirme, pero no ganas nada denunciando o hablando mal sobre lo que jamás existió ni existirá y por más que lo hagas, yo seguiré escribiendo mis historias porque son mías y porque es ficción.

Dejando a un lado todo aquello, disfrutad la lectura.

Dejando a un lado todo aquello, disfrutad la lectura

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Larissa

Limpio la gota de sudor que cae por mi frente y luego de hablar con él, rechazo la siguiente llamada, no puede hacerme cambiar de opinión, estoy a mitad del trabajo y tengo que llegar a Samuel antes de que lo maten. Entro a la casa apuntando en diferentes direcciones y reviso que el lugar se encuentre vacío, recorro la sala del lugar y busco en uno de los sofás más armas, una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando saco un AA-12 de la funda del almohadillo de un sofá y una vez que la reviso confirmando que tiene carga, apunto directo sobre la puerta de madera que hay en el suelo. 

Rápidamente abro la puerta por completo y espero unos segundos antes de bajar, apuntando con el arma cómo si alguien fuera a salir de allí. Bajo lentamente sin perder la vista de mi frente y camino por el pasillo que se hace cada vez más ancho hasta la puerta que se encuentra cerrada, marco una combinación y al hacer un ruido, me coloco a un costado esperando a que nadie me vea. Pero nuevamente el lugar está a oscuras, hay un olor metálico que me genera dolor de cabeza y escucho un tenue ruido que me desconcentra perdiéndome en el lugar donde me encuentro parada.

Una luz se enciende a mitad del lugar y rápidamente apunto con mi arma sin que me tiemble el pulso, hay una persona sentada en una silla, atada de pies y manos con la cabeza gacha, respira agitado y no logro reconocer de quien se trata, parece que intenta hablar, pero no hay palabra coherente que salga de su boca. No puedo arriesgarme, ya saben que estoy aquí y el encender esa luz me llama a pisar la cuerda que ataría mi tobillo y me haría volar por los aires cómo trampa de jabalí.

—L-la...ri... —mis ojos se abren en par al reconocer la voz de Patrick y olvidando cualquier idea anterior, me acerco hasta arrodillarme frente a él, su rostro está empapado de sudor y sangre, mientras que su camisa se ensucia más y más de color rojos que dejan caer sus labios y heridas en todo su rostro.

—Patrick —levanto su mentón para que me mire y noto cómo caen lágrimas de sus ojos—, estarás bien, sólo dime donde...

Cierro los ojos y aparto la mirada cuando las demás luces se encienden y escucho aplausos provenientes de una sola persona.

—No tienes idea de cuanto espere tu visita, chiquilla.

Me pongo de pie y miro a Erik quien se acerca dando lentos pasos hasta el centro del lugar.

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora