9 | Mi propia manada

71 18 1
                                    


Patrick

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Patrick

Caigo de rodillas, rendido ante el cansancio y la fuerza acumulada a punto de estallar.

—¿Pero qué es...?

Escucho el ruido de espanto que la niña hace al verme y retrocede. La miro y giro los ojos para colapsar con los de Eleonor, sonrío e intento ponerme de nuevo de pié, pero una patada me hace caer de nuevo, esta vez golpeando duramente mi mentón contra el suelo. Intento no emitir ruido alguno pero duele como el demonio, miro hacia atrás y se trata de Haider.

—¿Qué hace aquí? —pregunta su querida madre.

—Lastimó a Catelyn.

Eleonor abre los ojos y me mira enojada. —En mi defensa, ella iba a atacarme. Así que tuve que dispararle.

—Cállate —Grita la mujer, vuelvo a mirar a la niña y le guiño un ojo—. ¿En dónde está ella ahora?

—Escapó, no me dio tiempo de seguirle el paso.

—Y decidiste traerte un recuerdo antes que a ella —dice Sebastian entrando a la sala hecho una furia.

Su noviecita le detiene el paso y él me queda mirando con frustración, empiezo a reír y me vuelvo, quedando de costado.

—Oye tú —Exclama Eleonor, evitando que hablara—, ¿quien te crees que eres para pisar nuestro suelo?

Mientras habla, intento ponerme de rodillas pero el trabajo se me dificulta, termina de hablar y me queda mirando mientras hago fuerza para levantarme, Eleonor mira a Haider y le hace una señal, lo que siento después es como me toma del nudo que hizo en mis muñecas para ponerme de rodillas, facilitando el trabajo.

—Debes encontrar a Catelyn.

—Lo sé, solo vine a hacer algo —dice sacando con un pañuelo la flecha que atravesó a su amiga para para dejarla en el suelo.

—Ay, carajo —murmura la niña a un lado de Sebastian.

La flecha estaba manchada de sangre, Haider saca otra flecha y la deja a un lado mirando a su madre, distingo la segunda y me pregunto como demonios la consiguió, miro al niño y este también lo hace, antes de que descifrara alguna cosa con respecto al dueño de esa flecha, miro hacia delante indiferente.

—Esto no se te perdonará, Patrick.

Estiro mi cuello y Eleonor baja los pequeños escalones que hacía más elevada una sección de la sala a diferencia de esta otra, la miro con obviedad, dejando caer la pesadez de mis ojos y estirando hacia abajo las puntillas de mis labios.

—Mátalo madre.

—Sebastian —Eleonor reta a su hijo, lo miro de mala gana negando, como si yo también estuviera retando, mocoso. Ella vuelve hacia mí mirando las flechas en el suelo, solo espero que no se de cuenta de a quién le pertenece la otra, estúpida, seguramente me encargaría de Larissa luego.

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora