30 | Nunca jugarán con un cazador

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Larissa

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Larissa

Me remuevo respirando profundo, sintiendo la esencia y calor del cuerpo que hay debajo del mio, que me abraza como yo rodeando su pecho, la pequeña luz que entra por la ventana alcanza mis ojos para deslumbrarme y obligarme a mover más mi mentón hacia arriba, rozando con mi nariz la mejilla de Erik, quien duerme tranquilamente si despegar su brazo de mi cintura mientras la otra yace a un lado de su cuerpo, sobre las sábanas. Vuelvo a recostarme sobre su pecho esta vez acariciando mi mano sobre su abdomen marcado descubierto, mi mente a estas horas está en blanco, pero los recuerdos me invaden, retándome por lo que había hecho con el hombre que creía poder apaciguar lo que sentía por Haider.

Quería verlo, sentirlo, que vuelva a tocarme como en el restaurante, mi mente estaba abruptametne hechizada por él, pero nada volvería a ser igual, yo soy una cazadora y él es mi presa, él me mordió y lo único que pude hacer para salir viva fue sucumbir ante el anhelo de estar verdaderamente bajo el control de su endorfina. Mi pecho tiembla a causa del frío por estar desnuda, me remuevo entre las sábanas sin despertar al espécimen que tengo al lado y me escabullo de su brazo para que me soltara, sin que se despierte. Si lo hace, definitivamente no había a dejarme ir como lo logré la última vez.

Me siento en la cama y alcanzo algunas de mis cosas para empezar a cambiarme, saco ropa interior nueva, ropa abrigada, junto a una chaqueta y una bufanda de seda. Al estar lista miro hacia atrás por última vez y antes de esperar a que Erik despierte, salgo de la habitación y cierro la puerta. Termino de atar mis zapatos de cazadora y camino por el pasillo, la hora marcaba por la mañana aunque la luz artificial del lugar hiciera aparentar el exterior aún oscuro, paso por al lado de la habitación de Chloe y un par de sujetos se acerca para depositar un par de flores a un lado de las velas y fotos que colocaron anoche.

Veo la gran sonrisa en el rostro de Chloe y suspiro, doy media vuelta y salgo de ahí. Camino hasta el cuartel central viendo a todos trabajando, ordenando algunas cosas mientras otros caminan con armas en las manos, como militares. Visualizo a Patrick y me acerco a él esperando a que me viera, solo espero que no esté en sus días, necesitaba de alguien que me lleve al pueblo y ya estaba cansada de pedirles a todos por transporte. 

—Justo a ti quería verte.

—Yo igual —le digo, rogando a que no dijeraM nada sobre lo que pudo oír anoche, después de todo su cuarto está a un lado del mío. 

—Ten esto —dice tendiéndome unas llaves, documentos y dinero.

—Patrick...

—Se que no puedo encerrarte en esta tumba, por eso quiero que tengas esto.

Miro las llaves y luego a él, sonrío y me abalanzo a sus brazos agradecida —Gracias.

Siento su beso sobre mi cabeza y al apartarme, él vuelve a tomar la compostura de líder que prefiere que todos vean, me despido y camino entre todos hasta llegar al garaje, distinguiendo el 4x4 estacionado, como indica el relieve en las llaves, al abrirlo dejo los documentos junto a la nueva licencia y cierro la puerta para ir por armas, no podía salir desprotegida y tampoco querría que cualquier persona me viera con armas grandes, así que opto por sacar de un estante que hay cerca, un arma, municiones y una trampa para osos, una trampa muy eficaz cuando de lobos se trata. Deposito todo dentro de la camioneta y me subo en ella para salir hasta rodearme de bosque, si de algo sirvieron las prácticas con la camioneta de Bobby, debía implementarlas aquí, no lo hacia muy mal. 

| ATRACCIÓN ETÉREA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora