Narra Nagore:
Me desperté con un dolor de cabeza tremendo, al principio no sabía dónde estaba pero luego me ubiqué al mirar hacia la mesilla y ver una foto de Sandra con su madre, me extrañó que ella no estuviera aquí conmigo así que salí de la habitación para buscarla.
La encontré dormida en el salón e intentaba recordar en qué momento acabó ella durmiendo en el sofá pero nada, no me acordaba prácticamente de nada.
Bajé a comprar algo para desayunar en lo que ella se despertaba porque ayer no le dio tiempo a hacer la compra, pero cuando llegué seguía durmiendo. Fui hacia la cocina y me puse a preparar el desayuno, lo puse en una bandeja y la dejé en la mesa que tenía junto al sofá.
Empecé a darle besitos por toda la cara para que se despertara pero en cuanto se despertó se sentó en el sofá.
-Nagore: Buenos días. –Le di un beso en la mejilla.
-Sandra: Hola. –Contestó seca.
-Nagore: ¿Qué te pasa? ¿Y por qué has dormido en el sofá? –Pregunté extrañada por la situación.
-Sandra: ¿No te acuerdas? –En ese instante noté que estaba enfadada conmigo.
-Nagore: Pues la verdad que no mucho, ¿qué pasó? –Dije avergonzada.
-Sandra: Joder. –Suspiró y noté como no quería recordarlo. -¿Te parece normal cómo te pusiste ayer? Estabas borracha.
-Nagore: Me pasé bebiendo, tienes razón, pero me subió muy rápido.
-Sandra: Joder Nagore, un poco más y te bebes el agua de la fregona. –Me reprochó.
-Nagore: Lo siento, te prometo que no volverá a suceder. No sé qué me pasó. –Pase mi mano por mi cuello y con voz suave intentando calmar la situación.
-Sandra: Nagore a mí me da igual que bebas, pero hazlo con cabeza, no tienes 18 años, y tienes suficiente cabeza como para ponerte un límite.
-Nagore: Tienes razón Sandra, te prometo que me arrepiento mucho.
-Sandra: ¿De todo? –Hizo una pregunta trampa.
-Nagore: ¿Sí? –Contesté yo no muy convencida.
-Sandra: ¿Tampoco te acuerdas? –Negaba con la cabeza.
-Nagore: No. –Miré hacia el suelo.
-Sandra: Mira Nagore, contigo me siento muy cómoda, de verdad pero no puedo seguir así, lo sabe demasiada gente joder y el numerito que montamos ayer, sólo faltó que te bebieras el agua de la fregona. –Dijo con la voz entrecortada y se iba rompiendo por momentos.
-Nagore: ¿Quién lo sabe a parte de Frigenti? Él no dirá nada. –Intenté convencerla.
-Sandra: Lo saben todos los que estuvieron ayer. –Noté como se le caía una lágrima.
-Nagore: ¿Cómo lo saben? –Abrí los ojos como platos. –Sandra por favor no llores. –Le aparté una lágrima que caía sobre su mejilla.
-Sandra: Joder Nagore lo gritaste, y no lloro porque me avergüence de ti, lloro de impotencia. –Apartó mi mano que tenía limpiando sus lágrimas. –Sabes, yo sabía que en algún momento se enterarían, era algo obvio, pero esa no era la manera. –Volvió a llorar.
-Nagore: Sandra, lo siento mucho de verdad... -Comencé a llorar yo también, me sentía culpable de cada una de las lágrimas que caían de sus ojos y verla así me mataba por dentro.
-Sandra: Sabes Nagore, cada día que pasaba contigo sentía que estábamos más cerca de ser una pareja, me di cuenta que estaba enamorada de ti, que te quería y que me encantaba estar contigo. –Dijo seria mirando a la nada. –Pensaba que lo nuestro era diferente a lo que había tenido con el resto de mis exparejas, porque sentía que era verdadero. Pero ayer te necesitaba, más que nunca yo creo, cuando me contaste lo de que Miguel sabía lo nuestro volví a sentir el mismo miedo que tenía al principio y que pensaba que había enterrado, ayer estaba mal, pero ¿Sabes que es lo que más me dolió? –Me miró.
ESTÁS LEYENDO
Solo tú
Romance¿Cómo transcurre una relación mediática desde el secreto hasta la exposición pública? ¿Cómo demuestro todo lo que siento? ¿Cómo me puedo sentir así por ti?