Capítulo 62

902 45 27
                                    

Narra Nagore: 

Lloré, me habían emocionado muchísimo sus palabras. No entendía como podía tener razón pero hacer lo que hizo, no tenía explicación lógica que lo justificara. ¿Ahora qué se supone que debía hacer yo? Tenía muchísimos sentimientos encontrados, solo dos meses habían conseguido darle la vuelta a mi mundo, ¿ahora se supone que volvía a tener su forma?

Intenté evadirme de todas las maneras posibles, incluso durante las grabaciones estaba ella más presente que mi cuerpo. Salí y decidí irme a mi pequeño lugar, aunque eran dos horas de viaje necesitaba despejarme. No dormiría allí, solo necesitaba sentir esa paz que tantos recuerdos y pensamientos me habían quitado.

Habían pasado cinco días desde que leyera aquello, cinco días en los que mi cabeza era un completo lío de emociones. No había vuelto a tener noticias suyas, y mañana le tocaba a ella con Nash, y encima nuestro pequeño hacía dos años mañana también.

Fui a ver a Piedad, estos días había estado un poco más ocupada y no me había podido pasar a verla.

-Piedad: Nago, ¿qué tal? -Me quedé mirándola, la notaba flojita.

-Nagore: ¿Qué te pasa? -Me preocupé, no la veía bien.

-Piedad: Nada, simplemente me siento un poco más débil, pero estoy bien. -No lo estaba, yo lo veía.

-Nagore: Ven, vamos al hospital.

-Piedad: No te preocupes, que estoy bien.

-Nagore: Piedad por favor. -Supliqué, algo estaba yendo mal.

Pedimos un taxi y fuimos al hospital, pasamos por urgencias y tras hacer unas pruebas y estar esperando se llevaron a Piedad, me dijeron que tenían que ingresarla. Esto parecía una pesadilla, yo estaba súper nerviosa e iba de un lado a otro esperando a tener noticias nuevas. Me senté para intentar tranquilizarme, aunque fue inútil, a los pocos segundos me volví a levantar. Una enfermera salió y me avisó que su enfermedad la estaba debilitando, me dio el número de habitación y subí a verla. Estaba tumbada sobre la cama y dormida. Me acerqué y agarré su mano con todas mis fuerzas.

-Nagore: Ya estoy aquí. -Dije mientras una lágrima se deslizaba por mi mejilla para caer sobre la unión de nuestras manos. -Por favor Piedad, tienes que salir de esta. -Intentaba engañarme a mi misma, sabía que eso ya era imposible, pero no podía irse ahora.

-Medico: No se preocupe. -Oí la voz del médico que acababa de aparecer. -Ahora esta sedada. -Miró el reloj. -En media hora debería empezar a despertarse. 

Yo me quedé esperando, no sé si realmente fueron 30 minutos, pero se me estaba haciendo eterno.

-Piedad: Nago. -Susurraste.

-Nagore: ¿Cómo estás? -Me levanté de la silla que había acomodado a su lado.

-Piedad: Bien, solo ha sido un susto. -Tosió. -¿Te ha dicho algo el médico?

-Nagore: No, no me ha dicho nada de las pruebas ni nada.

-Piedad: Estate tranquila Nagore. -Puso su mano sobre las nuestras.

-Nagore: No me puedes pedir eso ahora. -Justo en ese momento entró una enfermera a traerle la cena. -Yo te ayudo. -Preparé todo lo de la bandeja y se lo acerqué. -Voy un segundo al baño.

Entré en el lavabo de la habitación, me eché agua por la cara, necesitaba refrescarme.

-Piedad: Nago, tu móvil. -Salí y vi que mi pantalla estaba iluminada, me acaba de llegar un mensaje de Sandra tras una llamada perdida. -¿Habéis vuelto a hablar? -Estuvimos hablando el día que vino a mi casa pero no le había contado lo de la carta.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora