Capítulo 48

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Narra Nagore:

Ya estaba terminando agosto, habíamos aprovechado todo el tiempo juntas que teníamos, esta semana volveríamos ya a casa después de unos días en Portugal. La vuelta iba a ser completamente rutinaria, yo vuelta myhyv y ella ya tenía varias reuniones acordadas, algunas eran aquí en Madrid pero otras eran en Barcelona.

Vi que estaba tomando el sol aprovechando los últimos rayos y me fui a su lado.

-Nagore: Estoy tan bien aquí contigo. -Me giré para mirarla y ella estaba tumbada boca abajo también observándome.

-Sandra: Y yo, pero prefiero no pensar en la vuelta que se me va a poner dolor de cabeza. -Bromeó.

-Nagore: ¿Cuándo te vas a Barcelona?

-Sandra: El 3, al día siguiente tengo reunión con la editorial para contarles mi idea para la próxima novela.

-Nagore: Seguro que les encantará.

-Sandra: Esperemos. -Me sonrió de nuevo.

Disfrutamos nuestros últimos días antes de volver a casa, pero todo llegaba a su fin. Al llegar ya empezaron a sonar de nuevo nuestros móviles.

Yo había quedado esta noche con mi amiga Piedad para ir a tomar algo.

-Nagore: ¿Qué tal estás? -Dije con mucha ilusión al verla de nuevo.

-Piedad: Muy bien, poco a poco con la quimio, ya sabes esto va despacito.

-Nagore: Es que te veo mucho mejor, y me alegra muchísimo de verdad. –No podía dejar de sonreír.

-Piedad: ¿Y tú qué tal? Bueno que tontería, si has estado con tu novia de vacaciones por no sé donde casi todo el verano. -Nos reímos por su comentario.

-Nagore: Si, bien.

Me hizo muchísima ilusión verla así. Siempre lo había pensado así, Piedad es de esas personas que cuando conoces sabes que te van a llenar de luz y que no importa que camino escojas porque ella siempre estaría ahí. Es de esas con las que sueñas con tener en tu vida, y siempre estaré agradecida a la vida por ponerla en mi camino.








Narra Sandra:

Ya estaba en el tren rumbo a Barcelona, mi hermano Marc acababa de llegar de Alemania así que en cuanto se enteró que yo venía a Barcelona se ofreció a venir a recogerme y después ir a cenar.

-Marc: ¿Qué tal todo? Jo que ilusión volver a verte. -Me abrazó nada más verme.

-Sandra: Muy bien ¿Tú qué tal? Estás guapísimo.

-Marc: Eso va en los genes. -Bromeó.

Me llevó en su coche a un restaurante al que solíamos ir a pasar tiempo juntos cuando yo era joven y él ya trabajaba.

-Sandra: Que recuerdos. -Me entró cierta melancolía al recordar aquellos momentos.

-Marc: Si verdad. Está todo igual. -Dijo mientras observábamos todo el local.

-Sandra: Y es casi el mismo ambiente.

-Marc: A mí me encantaba venir aquí contigo, aún recuerdo el primer día que vinimos, fue un poco de rebote.

-Sandra: Ya te digo, que viniste a recogerme del colegio y nos moríamos los dos de hambre y no sabíamos ni a donde ir porque estaba todo lleno.

-Marc: Y luego mira, se convirtió en nuestro santuario.

Éramos una familia muy unida, y aunque es cierto que con quien más complicidad tenía era con mi hermana Yolanda, tanto Enrique como Marc siempre habían estado ahí para protegerme y ayudarme.

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