Capítulo 43

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Narra Sandra:

Me había despertado con ánimos, quería llevar a Nagore a algún sitio guay a pasar el día juntas y disfrutar todo lo que pudiéramos. Aún no sabía a donde ir pero en las noticias vi una sobre Segovia y decidí que ese sería nuestro destino.

Llegamos a la hora de comer y tras ponernos las botas y complacernos con un dulce postre dimos un paseo por el centro hasta llegar al acueducto. Llevábamos un rato por ahí y decidimos sentarnos en una terraza y disfrutar de las vistas.

-Sandra: Es precioso, ¿verdad?

-Nagore: Sí, lo es. -Miraba atentamente al frente para no perder detalle.

-Sandra: ¿Qué tal estás? -Yo la miraba a ella, no me importaba lo que tuviera a mi alrededor, siempre prefería verla a ella.

-Nagore: Mejor, es verdad que llevo una época un poco complicada, entre el estrés del trabajo y lo de Pipi... pero bueno, ella está con tratamiento, yo estoy con la terapia y ya no tengo que estar todo el rato de un lado a otro para ir a trabajar. -Se giró para mirarme. -Y me siento súper afortunada teniendo a la mujer más maravillosa a mi lado. -En su cara había una sonrisa que hacía mucho que no veía. -Gracias por estar siempre ahí cariño.

-Sandra: Yo si que soy una afortunada. -Así lo pensaba, ella no lo sabía pero cada sonrisa suya me llenaba de luz.

-Nagore: ¿Tú qué tal estás?

-Sandra: Bien. -Contesté lo mismo que decía siempre que me preguntaban.

-Nagore: Hacía mucho que no te lo preguntaba, en cambio tú lo haces cada día, quiero saber si estás bien de verdad. -Puso su mano sobre la mesa y entendí perfectamente su intención por lo que la coloqué encima. -Te he descuidado mucho últimamente pero te prometo que eso a partir de ahora va a cambiar.

-Sandra: No me has descuidado en absoluto, hay muchas maneras de preocuparse por alguien y créeme que yo en todo momento sabía que lo hacías. -No quería que pensara eso. -Cada una lo hace a su manera.

Estuvimos recorriendo un poco más algún rincón de la ciudad y nos volvimos a Madrid, llegamos a la hora de la cena así que para no complicarnos pedimos sushi a domicilio.

Cenamos tranquilamente viendo una película que estaban echando por la tele, trataba de una adolescente que experimentaba por primea vez lo que era el amor. Nosotras nos animamos un poco al ver algún beso y apagamos la tele para ir a la habitación entre beso y beso.

Empezó Nagore quitándome la ropa y besando mis costados mientras yo intentaba deshacerme de la suya. Estaba encima de mí, entre beso y beso nos mirábamos y seguíamos haciéndolo de la misma manera que el primer día. Bajó su mano hasta mis ingles mientras que su boca continuaba besando a la mía, como siempre empezó despacio para después acelerar sus movimientos y antes de que yo llegará al placer absoluto decidió parar y continuar con la boca. Yo mientras me agarraba fuertemente a las sábanas hasta por fin llegar al orgasmo. Después hice lo propio con ella y tras varios asaltos más caímos rendidas en la cama, nos tapamos pero éramos incapaces de dejar de besarnos.

-Nagore: Últimamente habíamos perdido esta costumbre. -Suspiró. -Tendremos que recuperarla.

-Sandra: Estoy totalmente de acuerdo. -No pude evitar reírme ante su comentario.

Y tras algún beso más y un "buenas noches" por parte de ambas conseguimos dormirnos la una abrazada a la otra.








Narra Nagore:

Acababa de salir de terapia e iba camino a casa de Piedad, habíamos quedado hoy las tres para ir a cenar a algún lado y decidiríamos a donde una vez que estuviéramos juntas.

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