Capítulo 57

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Narra Nagore:

Estos días se me estaban haciendo más cuesta arriba de lo normal, muchas cosas no me estaban saliendo como esperaba y mi relación con Sandra parecía que tocaba fondo. Ella volvía en dos días y yo al día siguiente me tendría que ir, estaba planteándome aplazarlo, pero en el fondo me vendría bien irme a Portugal.

Hoy había quedado a cenar con mis padres, habían venido hoy y mañana se tenían que volver de nuevo a casa.

-Madre: Cariño, ¿va todo bien? Te veo apagada.

-Nagore: Si mamá, es que estoy un poco saturada, pero no os preocupéis.

-Padres: Somos tus padres, claro que nos preocupamos.

-Madre: ¿Qué tal han ido las vacaciones?

-Nagore: Bien, después de estar con vosotros ya sabéis me fui a Portugal, luego estuve en Bali y ahora me iré otra vez a Portugal.

-Madre: ¿Y cómo que te fuiste sola tan lejos?

-Nagore: Bueno, ya llevo varios viajes que he hecho sola, pero esta vez quería probar a irme lejos.

-Padre: ¿Y con Sandra? ¿No habéis hecho ninguna escapada?

-Nagore: Que va, ella lleva todo el verano trabajando, con reuniones, lleva ya muy avanzada la novela, se ha juntado todo. -Intenté justificar algo que me estaba haciendo mucho daño.

-Madre: Bueno, pues ahora que ya volveréis a la rutina, estaréis de nuevo juntas. -Me limité a asentir.

Estuvimos hablando de mi nueva casa, también me preguntaron si Sandra tenía algún proyecto y yo solo respondí que aún no sabía nada. Cuando terminamos volví a casa, estaba mentalmente sobrepasada, al meterme en la cama, aún con la luz de la lámpara encendida, me quedé mirando el anillo que me regaló hace unos meses, las dos lo teníamos igual y prometimos no quitárnoslo. Me invadieron tantos recuerdos esa noche que después traspasaron a mis sueños. Al despertar recordé mi sueño; estábamos las dos juntas, sonriendo y besándonos mientras íbamos paseando por Candeleda, se veía que estábamos felices. ¿En qué momento nos habíamos cargado tanta felicidad?








Narra Sandra:

Mañana volvía a Madrid, hoy iba a pasar el día junto a mi hermana Yolanda, Enrique y mis padres. Nos fuimos a un pueblo a una hora de Barcelona. La única que sabía como estaba realmente era mi hermana, al resto les había mentido diciendo que me encontraba muy bien.

Al volver, Yolanda insistió en venirse a mi casa a dormir, así que aquí nos encontrábamos las dos, sentadas en el sofá y con una infusión en la mano.

-Yolanda: ¿Me prometes que mañana vais a hablar?

-Sandra: Te prometo que lo intentaré.

-Yolanda: Eres muy fuerte Sandra, lo sabes, ¿no?

-Sandra: No creo que sea fortaleza.

-Yolanda: Quizá, pero hay que salir adelante. -Se acomodó un poco. -Tus sobrinos están como locos por bajar a verte a Madrid, ¿quieres que vayamos la semana que viene?

-Sandra: Vale, si quieres lo vamos hablando.

-Yolanda: Perfecto. -Me sonrió y me dio un beso en la frente.

Nos quedamos un rato más hablando hasta que nos terminamos el té y nos fuimos a la cama. No dormí muy bien, mi cabeza no dejaba de darle vueltas a la conversación con Nagore y eso hizo que me mantuviera desvelada.

Llegué a Madrid sobre las 11:30, fui a dejar las cosas a casa y a dar un paseo al pobre Nash que desde que nos montamos en el tren, no había podido andar. Mientras preparaba la comida llamé a Nagore, llevábamos sin hablar desde que me despedí de ella en su rellano.

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