Capítulo 59

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Narra Nagore:

No solía hundirme cuando rompí con exparejas, intentaba siempre mantenerme fuerte, pero esta vez era diferente, desde el principio lo supe, ella no era una más, me había marcado tanto que había terminado destrozándome. Mi único consuelo era tenerle a él, no sé que pasaría a partir de ahora con Nash, era lo único que nos unía como tal y yo no quería perderlo por nada del mundo.

Hoy tenía que ir a mi piso nuevo para la reforma, ya tenía todo listo y solo faltaban unos detalles para ponernos manos a la obra.

-Comercial: Perfecto, pues en principio en marzo empezaremos, quedan aún seis meses pero tienen que traer el material, planificar todo y hasta tenerlo listo, así que calculo que a finales de febrero te llamaremos para que des el visto bueno y empezar con la reforma.

-Nagore: Perfecto, muchas gracias. -Cuando salimos me volví a casa, necesitaba estar ahí, afrontar mi nueva realidad y recomponerme.

No comí nada, tenía el estómago cerrado desde ayer. No podía parar de pensar, mi cabeza daba mil vueltas y me estaba empezando a jugar malas pasadas.

El día pasó sin más novedades, recibí una llamada de Piedad y otra de mi hermana, no cogí ninguna y me limité a mandarles un mensaje a cada una diciendo que mañana las llamaba, aunque siendo sincera, no sé si lo haría.

Me desperté tarde, me extrañó porque no solía dormir tanto pero era tal el desgaste mental que tenía, que mi cuerpo necesitaba descansar. No me encontraba bien, no tenía ánimos, me senté en el sofá mirando al frente pero con mi mente volada, no era capaz de asimilar que ya no estuviésemos juntas. Todo el rato recordaba momentos a su lado, éramos tan felices... ¿Cómo habíamos sido capaces de cargarnos todo lo que teníamos? Joder vaya mierda todo. Me vestí para sacar a Nash y fui a casa de Pipi. Salí con la misma imagen que tenía desde hacía varios días; la cara y los ojos rojos y todo el rato con lágrimas.

-Piedad: ¿Qué ha pasado? -Me acompañó al sofá mientras me abrazaba.

-Nagore: Lo hemos dejado. -Me escondí en su cuello para seguir llorando ahí.

-Piedad: Ven aquí. -Estaba entre sus brazos, nos quedamos un rato así, no quería hacer nada más.

-Nagore: ¿Por qué se me tiene que juntar todo? No me lo merezco. -La abracé fuerte contra mí.

-Piedad: Tranquila Nago. -Cuando me relajé un poco más seguimos hablando. -¿Qué habéis hablado?

-Nagore: Se presentó en mi casa diciéndome que necesitaba una solución, y como ya es costumbre discutimos. -Con un pañuelo me limpié la cara y me sequé todas las lágrimas que habían caído sobre mi camiseta. -Dice que quiere que sea feliz, y que necesito volver a enamorarme, a ser yo.

-Piedad: ¿Y tú qué quieres?

-Nagore: La quiero a ella. -Me volví a derrumbar. -Joder tres años, que éramos una familia... todo roto. -Intentó consolarme pero fue imposible, yo necesitaba desahogarme y aceptar todo.

-Piedad: ¿Sabes lo que yo creo? -Levanté la cabeza para mirarla. -Que os ha sobrepasado la situación, nunca os habíais pasado tanto tiempo así y ahora de repente os ha chocado a las dos.

-Nagore: No te entiendo. -Negué con la cabeza.

-Piedad: Pues que solo necesitáis un tiempo.

-Nagore: Piedad, que me ha dejado.

-Piedad: Sandra te ama, creo que tú lo sabes mucho más que yo, y solo por lo que tenéis juntas no creo que esté muy lejos de ti.

-Nagore: Que me ha dicho que la olvide, que es lo mejor. -Lo decía como si fuera algo obvio. -Ojalá no haberla conocido nunca, no me hubiese enamorado ni estaría así.

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