TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.

Capítulo XVI

México:

Estaba durmiendo como un bebé, desperté de golpe por el maldito sonido de mi teléfono.

Que oportuno. (Nótese el sarcasmo)

Contesté de inmediato y salí a la sala para no despertar al pequeño ser de cabello castaño que había dormido en mi habitación.

- ¿¡DONDE DEMONIOS ESTÁN!?

En la bella playa de Acapulco ¿Te apetece un chapuzón?

- Buenos días, Arge. Que bonito es lo bonito. ¿Cómo amaneciste?

Me encantaba cavar mi propia tumba, Argentina iba a matarme cuando me viera.

- Oh. ¡Claro! ¡Primero la estúpida cortesía! ¿No? Tu jamás me saludas. ¿Dónde estás?

Suspiré irritado, me había metido en un pequeño lío, y tristemente tendría que volver en ese instante.

- Gracias por amargarme la mañana, Arge.

- ¡Ven para acá ahora! Encontramos la maldita ubicación de Estados Unidos hace dos horas y ustedes no responden el maldito teléfono. ¡Necesitamos que vengan para ac-

Me quedé perplejo por unos segundos, habían encontrado la ubicación al fin, aunque tenía mucha curiosidad sobré saber cómo había pasado, aunque estaba claro que eso no me lo diría Argentina en ese momento, porque le habían arrebatado el teléfono.

- ¡México, Colombia y Chile vengan acá en este instante! - escuché a ONU gritarme del otro lado de la línea.

- Ya vamos para allá. Tranqui querida ONU yo-

- ¡MAS TE VALE LLEGAR RÁPIDO! ¡CASI PUEDO ADIVINAR QUE SIGUES EN PIJAMA!

Me eché una ojeada a mi mismo, sí, seguía en pijama. Pero obviamente no le iba a decir eso.

- ¿Yo? ¿En pijama? ¡Por favor! ¿A estas horas?

Eres un pésimo mentiroso en los peores momentos. Me da pena ser tu conciencia.

Oí que ella bufaba desesperada, comencé a hacer muecas de nerviosismo y vi a Chile salir del pasillo, me miraba con una ceja enarcada, pero parecía buscar la explicación de otra cosa muy diferente.

- Solo... Ahg los quiero aquí.

Y colgó la llamada. Suspiré y desordené más mi cabello frustrado.

- ¿Eh? Tengo varias preguntas. - murmuró Chile.

- Genial. Busca en Google las respuestas porque no las tengo. - farfullé y me dí la vuelta para ir a la pequeña cocina por agua.

- ¿Google me dirá porque pasaste la noche con Col? - me giré a verlo un tanto tenso, el estaba recargado en la pared del pasillo aún.

Rodé los ojos disgustado, no estaba de un gran humor después de que quisieran apartarme de la playa.

- No necesitas saberlo. - hablé de mala manera.

- ¿Acaso hay detalles que no puedan contarse? - rió divertido.

Lo fulminé con la mirada y luego reí sin humor. Tomé agua y me dirigí al cuarto donde había dejado a Col.

Abrí la puerta despacio y noté que ella estaba sentada en la cama, estaba estirándose y mi mal humor se desvaneció al instante. Sonreí al verla, y quise quedarme con ella a hablar pero recordé que había un asunto mucho más importante.

- Hola... Amm bien. Encontraron la ubicación de el gringo. Nos quieren allá ahora. - dije suavemente mientras veía como trataba de acomodarse el cabello.