Capítulo VII

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México:

Noté la incomodidad en sus ojos cuando me vió irme con Dom ¿Qué es lo que pasa? Hablaré con ella después de esto, es mi mejor amiga y debo ayudarla.

— ¿Méx? — República Dominicana habló frente a mí. Me encontraba ido, pensando en otras cosas, la confusión era evidente, tanto que en ese momento no sabía lo que estaba sintiendo ni por quién.

— Ah, lo siento, estaba pensando. — sonreí falsamente.

Ella me miró y sonrió sinceramente, su mano viajó por toda la mesa y finalmente la posó encima de la mía.

— ¿En qué pensabas, Méx? — dijo.

Realmente yo tenía planeado ocultar mi preocupación por Colombia e inventar que quería algo más de comer, pero cuando tocó mi mano lo único que pude pensar era algo realmente diferente.

— En esto. — me paré y me acerqué a ella con la mesa dividiéndonos y la besé.

¿Que mierda haces? ¿Méx? ¡México! Oh pero no sé siente tan mal... Nada mal.

Ella se puso en la misma posición que yo, la besé, me besó, nos besamos, la seguí besando, me siguió besando, nos seguimos  besando y no tenía ni puta idea de cómo llegué a besarla.

Nos separamos lentamente, vi sus ojos tan cerca, tan brillantes, tan confundidos, tan enamorados, supuse que los míos también estaban así, me apené.

— Y-yo... Lo... Perdón. — tartamudeé agachando la cabeza, no me arrepentía pero tal vez ella sí.

Y ¡Magia! Me besó, no dijo nada, y no era necesario, solo me besó y ya, me sonrió y se despidió de mi con un beso en ¡La mejilla! La maldita mejilla, Dios, nunca voy a entender los trucos de las mujeres, ella me dejó en mi asiento con el pelo revuelto, confundido y también jodidamente enamorado.

Creo que no conocía ese sentimiento aún.

Me quedé estático ahí por unos minutos, luego recordé lo que estaba pensando antes de que me quitarán el corazón por los labios.

¡Ya idiota! Colombia, vamos.

Corrí, corrí como pude hasta el hotel, pasé mi antigua habitación que cambié con Alemania para que Chile por fin le llegara.

Llegué a la habitación 221 y toqué a la puerta apresuradamente. Apreté mis labios de los nervios.

Ví a la persona detrás de la puerta, estaba impaciente, quería entrar, pero me llevé una gran sorpresa.

— ¿Corea del Sur? — balbuceé. El debió notar lo sorprendido que estaba. El hombre estaba SIN CAMISA

Atrevida Colombia, sedució al Coreano. Bien por ella.

— Eh si ¿Necesitas ayuda? — Habló el pelinegro confundido.

— Solamente quería ver a Colombia — dije nervioso, realmente no quería interrumpir lo que sea que estaban haciendo, pero si necesitaba hablar con ella, para que me dijera a qué hora podría verla y eso.

— ¿Am? Bien, eh, la vi hace rato, venía a su habitación, yo choqué con ella, estaba muy enfadada, le pedí perdón y me ignoró... — habló, no lo dejé terminar.

— ¿Terminaste en su cuarto solo por chocar con ella en el pasillo? ¡Ja! Es sorprendente — reí, realmente Colombia tenía un gran talento para que los chicos cayeran a sus pies.

— ¿Que? ¡No! Este no es su cuarto, México. — Me miró confundido.

— ¡Aaah! ¿Cómo carajo no? A ver quítate — Lo hice de lado y pasé al cuarto. – ¡Col! Necesito hablar contigo, ve a mi cuarto cuando puedas.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora