Capítulo XIII

77 9 2
                                    

FBI:

Los únicos que estaban colaborando para la investigación éramos CIA, Colombia, Chile, Alemania, ONU, Argentina, México y yo. Los demás aliados solo eran en caso de ataques hacia el enemigo. La información era muy poca pero poco a poco habíamos logrado desmantelar la situación.

Era realmente aburrido para mí investigar una cuartada perfecta, pero lo estábamos logrando poco a poco, había pasado al menos cinco días, eso era mucho, demasiado.

Habíamos trabajado arduo, pero ya habíamos entrevistado e investigado a TODOS los sospechosos, y ninguno parecía tener nada que ver. ¿Qué carajo estaba pasando?

– ¿Pero qué hacemos ahora? Nisiquiera hay huellas digitales en la casa de Canadá. – Colombia lucía desanimada apoyando su cabeza en su brazo el cual a la vez descansaba sobre la mesa.

Suspiré igual de desanimado que ella, pero teníamos que encontrar a Estados Unidos.

– ¡Ya se quién– México comenzó a hablar pero un terremoto azotó el territorio de los Estados Unidos. Le estaban haciendo daño.

Les hice señas para caminar por la ruta de evacuación y logramos subir hasta el techo del edificio, no podíamos bajar porque estaba muy lejos, entonces optamos por subir. Nuestras respiraciones agitadas eran lo máximo que podíamos oír con claridad entre tantos sonidos de cosas cayendo y rompiéndose.

– Fuck. Estados Unidos está en graves problemas. Tarde o temprano pueden matarlo y TODOS MORIRÁN. – ONU estaba preocupada, igual que todos nosotros, el terremoto estaba pasando, pero teníamos que apresurarnos a la de YA.

Bajamos con cuidado todo el edificio hasta llegar al suelo, había un alboroto, el edificio estaba inestable, no podamos seguir trabajando ahí hasta nuevo aviso.

¡How timely damn it!

Colombia estaba aferrada a el brazo de México, Alemania se abrazaba a sí misma, ONU y Argentina estaban extrañamente juntos y Chile y Perú iban a la par mío. CIA se había adelantado.

Pero un agente me llamó por el radio.

– Jefe, encontramos a Canadá, repito, encontramos a la señorita Canadá. – mi mano derecha hablaba con cierta emoción en su voz.

– Enterado...– respondí atónito y feliz.

Abrí mis ojos como platos, y sonreí victorioso.

– Debemos bajar, equipo, encontraron a la señorita Canadá. – hablé y sus rostros de iluminaron, en especial el de ONU y México.

Fuimos hasta donde habían un montón de agentes de FBI y entre ellos la vimos, Canadá.

Canadá:

No tenía la menor idea de cómo había llegado ahí, solo recuerdo un pañuelo en mi nariz y después despertar en un bosque, recuerdo llegar a los hogares más cercanos y pedir sus teléfonos, recuerdo llamar a los agentes de FBI y que vinieran por mí muy rápido, recuerdo que quisieron comunicarse con el pero un terremoto azotó el país, mi corazón se hizo pequeño por pensar en mi hermano, pero no tenía la menor idea de dónde estaba él. Recuerdo llegar por fin a la ciudad después del terremoto, hasta el presente, donde México y ONU fueron los primeros en abrazarme.

Sollozaba por todo lo que me había sucedido, no quería hablar y me sentía sensible al tacto, me dolía mucho no ver a mi padre y a su esposa ahí, no sabía nada, y era lo peor, no sabía cómo ayudarlos a encontrar a mi hermano.

– ¿Mi padre no sabe de esto o por qué no está esperando por sus hijos? – farfullé entre llantos y con poca energía.

– Tranquila, Candy, todo estará bien, tu padre tenía trabajo, pidió que le avisáramos cuando estuvieran a salvo para venir a verlos. – México confesó algo triste, el me conocía y sabía que eso era dos reacciones mías, o me iba a poner a llorar, o me iba a enfadar con todo lo que tenía.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora