Capítulo III

119 14 1
                                    

México:

Nos sentamos en esa mesa rectangular, España se sentó en uno de los extremos, y en el otro extremo estaba vacío, la mesa era jodidamente grande, y más porque debíamos caber todos nosotros, digo, si yo fuera Argentina no alcanzaría a ver a España o a los que estaban sentados en el otro extremo.

Daré un contexto de nuestras posiciones en las que nos encontrábamos.

España como ya dije estaba en un extremo de la mesa rectangular, a su derecha estaba República Dominicana y a su izquierda Cuba, yo estaba del lado de República Dominicana, después de República Dominicana estaba Panamá, Honduras, Guatemala, yo, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú. Del lado de Cuba estaba, Cuba, Costa Rica, El Salvador Bolivia, Chile, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Argentina.

Chile quedaba frente mío, y Colombia a mi lado, eso fue una mala idea y también una guerra de pies desatada entre los tres mientras transcurría la cena.

— En un momento les traen su cena — dijo feliz — Oh y pedí que su platillo fuera alguno tradicional de cada uno de sus territorios — sonrió.

— ¡Genial! —celebré en voz baja.

Pasaron unos pocos minutos y nuestros platillos venían en camino.

Tacos al pastor, por favor que sean tacos al pastor.

Aquí tiene — dijo la mesera.

Chalupas

— Oh — balbuceó entre risas Colombia — ¿Será está una señal de que debes subirte a tu dichosa "Chalupa del amor"? — se burló Colombia.

Ahg, en ese momento solamente la miré mal, solo eran unas chalupas, y sí, estaban deliciosas pero no era una señal obviamente.

O eso pensé.

— Po, ya no te hagas del rogar, weon, ya estás viejo — dijo con una risa contagiosa que se esforzaba por callar.

En ese momento solo reí, cenamos y todo parecía marchar bien, hasta que España habló.

— Todos ustedes tienen un pasado difícil — habló mirándonos uno por uno — El cuál probablemente causé yo... — siguió hablando, se le notaba apenado y arrepentido, realmente yo esperaba que no fuera a decir algo que arruinara está noche. — Y se os he dicho antes, pero os juro que he cambiado, soy diferente, soy un hombre nuevo, el tiempo cambia a las personas — dijo.

— Méx, debes perdonarlo ya — Colombia me susurró al oído.

No le presté atención, solamente analizaba cada una de las palabras que salían de la boca de España, y el sabía perfectamente el por qué cada uno de nosotros todavía estaba enojado con el en el fondo, así que comenzó a decir uno por uno cosas como "Cuba, perdóname por matar a tu gente para castigarte por algo que no valía la pena" y así prosiguió con todos, algunos lo perdonaban con una sonrisa, otros solo asentían en silencio, no muy convencidos, sus ojos lo decían, necesitaban más tiempo, pero ellos tenían una cualidad que yo carecía, y era el poder controlarse.

Llegó el momento de disculparse conmigo, yo sabía lo que el iba a decir, solamente estaba rogando a Dios no explotar y arruinar todo, me acomodé en mi silla, tratando de verme lo más sereno y tranquilo posible, entonces el dijo mi nombre.

— México, te pido perdón por haber asesinado a tu madre — lo dijo tan simple y fácil que me hizo pensar que en realidad carecía de arrepentimiento.

Y es que el había matado a las madres de todos nosotros, pero algunos no eran resentidos como yo, o tal vez querían dejar el pasado atrás, podía decirse que habían otras cosas que eran más dolorosas, pero a mí, me quitó lo único que me sostenía en mi vida.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora