EXTRA

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México:

- ¡Dad, quiero comer ceviche! - exclamó la hija de Perú y Estados Unidos.

Ella era ya una joven muy bella de dieciséis años, y su hermano tenía alrededor de once años, pero para Estados Unidos, ella era una bebé aún, y para Perú, Michael era aún su bebé.

Estados Unidos corrió a ella solo para servirle un poco más del platillo, Perú se encontraba hablando animadamente con Alemania, quién cargaba a un perrito pequeño y peludo que Chile y ella adoptaron.

Estábamos en una comida entre amigos - y los hijos, los perros, y los amigos de los amigos - en casa de España.

Mi esposa, Colombia, no tardó en llegar y abrazarme por detrás, acto que seguía provocando mariposas en mi estómago a pesar de que ya hubiesen pasado cuatro años de que me casé con ella.

Le dí un corto beso en los labios antes de dejarla ir con Perú y Alemania.

Desde que me casé con ella, hemos vivido en Los Angeles, en el territorio de Estados Unidos, de vez en cuando nos tenemos que separar para ir a nuestros territorios, ella me acompaña al mío y yo al suyo, tenemos un ajolote que se llama Coco en casa, Colombia quiso adoptar a un gato también, y ahí está, durante el primer año de casados todo estuvo perfecto, el segundo mejor, sí, habían peleas, no lo niego, pero aún así, me sentía plenamente feliz con ella.

Tenía ya unos meses que no veíamos a los chicos, es por eso que organizamos una gran fiesta.

España y Francia eran buenos amigos, y se comportaban como abuelos para todos los niños que habían ahí, Argentina y Polonia no se habían casado, pero viajaban de un lado a otro bastante seguido, Ecuador encontró el amor con República Dominicana, y me sentí bien por ellos.

Pero lo importante no era todo eso.

Si no que con ayuda de Estados Unidos, teníamos una gran noticia para dar.

Y es que el gringo logró mezclar los genes de Colombia y los míos para crear a un bebé, tendrá que tener una madre de alquiler, y será algo difícil, pero creemos que será posible, así que, es oficial, Colombia y yo seremos padres dentro de unos ocho meses.

Si todo sale bien, tendré un hijo propio, así como nunca lo imaginé.

[...]

Han pasado ya cuatro meses, la madre de alquiler tiene cinco meses de embarazo y estamos a punto de saber el género del bebé que tendremos, Colombia está apretando mi mano con una gran sonrisa mientras mira la pantalla, yo no puedo dejar de ver sus ojos brillar.

Los chicos están afuera, Canadá es la más emocionada con la noticia, ella dice que será niña, Perú y Estados Unidos están de acuerdo con que es niño, Chile dice que será niño, Alemania dice que será niña, Sally, la hija de Estados Unidos y Perú, insiste en que es niña, y ha apostado con su hermano y padres a qué es niña.

Todos tienen opiniones diferentes, y yo no sé ni que pensar, solo quiero que nazca bien y que Colombia me deje ponerle camisetas de mis partidos políticos y de fútbol.

El doctor pronunció las palabras y grité de euforia cuando dijo el género de el bebé.

Salí del consultorio tratando de no gritar demasiado.

- ¡ES NIÑA!

Todos gritaron de felicidad.

Pero creo honestamente que Sally fue quien más celebró cobrando a sus padres y hermano el dinero.

[...]

- ¡Amor, amor, cielito lindo! ¿Ya casi nace? - le pregunté a Colombia.

- Tranquilo, Méx, la madre de alquiler dice que tiene contracciones pero aún no.

Ya estaba impaciente, nuestra pequeña, Valentina, estaba a horas de nacer, y tanto Colombia como yo, queríamos que el tiempo pasara rápido.

Así nos mantuvimos, durante unas catorce horas de espera e intriga.

Hasta que depositaron en los brazos de Colombia a una pequeñita muy despierta, con unos ojos que parecían ser café y verde a la vez, casi no tenía cabello, pero era claro, como el de su madre, Colombia.

Nos enamoramos a primera vista de Vale, besé a Colombia con ganas antes de cargar a la niña.

Y me prometí ser el mejor padre que podría pedir.

Creo que lo cumplí.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora