Valentina:
Mi cumpleaños número quince se acercaba.
Y mi papá... bueno... mi papá estaba vuelto loco porque quería organizar una gran fiesta para la ocasión, y mamá quería buscar el mejor vestuario para toda la familia MexiCol.
Ser hija de dos representantes no era nada fácil, para nada, pero tenía sus ventajas, aunque mi raro acento mezclado no era una de esas cosas geniales porque ni yo misma me entendía.
Papá estaba vuelto loco por varias razones, y es que tendría un hermanito o hermanita en cinco meses, la madre de alquiler tenía cuatro meses de embarazo y el próximo mes sabría el género de el próximo integrante de la familia.
Las cosas eran muy lindas, tenía ya varios primos, me llevaba muy bien con Sally y Michael, los hijos de mi tío Estados Unidos y la tía Perú, y me llevaba incluso mejor con Carlos, el hijo de mi tío Chile y Alemania, él tenía doce años, nació un tiempo después que yo.
— ¡Vale, vente a comer! — me gritó papá desde la cocina.
Sonreí y bajé las escaleras rápidamente, mi papá me esperaba ya en la cocina con una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos verdes como los míos me examinaban de manera entretenida esperando a que degustara por primera vez el mole poblano que me había preparado.
— ¿Y mamá? — cuestioné tomando asiento.
— Hablando con el presidente, ya sabes, cosas de gente sobrenatural.
Reí y asentí.
— ¿Qué crees? — prosiguió él — Sam está embarazada.
Salté de la emoción.
¿Sam? ¡Joder, que bien por ella! Recuerdo que desde hace años atrás ella y Australia deseaban tener un bebé.
O bueno, “Australia” porque años atrás dejó su puesto para vivir feliz con su esposa y tratar de llevar una vida normal viviendo en Grecia y llamándose Jack con un apellido que ya no recuerdo.
— ¡Me alegra tanto! ¿cuánto tiempo tiene?
— Mes y medio, se enteraron hace una semana. — sonrió mi padre calentando tortillas en el comal.
Ladeé la cabeza y probé el mole de mi padre, él me miró esperando mi reacción y besé mis dedos formando una mueca de satisfacción, estaba delicioso.
— Sabía que ese te iba a gustar, — sonrió orgulloso — con ese conquisté a tu mamá.
— Mentira — intervino mi madre — me conquistaste con los tacos, cariño.
Mi padre negó con la cabeza y la abrazó por los hombros.
— Yo te conquisté con mi ve—
— ¡Eeeeeeh dame de tu comida! — lo interrumpió mi mamá al instante.
No sé que iba a decir pero seguramente no sería agradable.
Papá soltó una sonora carcajada y sirvió un plato a mamá, ella lo probó y le agradó tanto como a mí, papá cruzó los brazos muy orgulloso de su trabajo.
Me gustaba mi familia, y lo mejor era que era gigante y no dejaba de crecer.
[...]
Ya estaba enfundada en mi hermoso vestido de quince años, lista para ir a la fiesta que organizaron mis padres y tíos.
El tío Argentina llegó con Polonia muy formal y serio, pero ese aire de seriedad se le borró al instante y pasó a uno de molestia cuando mis primos y yo llegamos a pedirle dinero porque sí.
Nos dió nuestro dinero y seguimos con la fiesta, ellos no planeaban tener hijos, querían viajar, conocer, vivir y disfrutarse, y estaba completamente bien, aunque papá, tío Chile y Estados Unidos no perdieron la oportunidad de molestarlo un poco con esa decisión.
Papá me enseñó desde pequeña a bailar el caballo dorado, por lo que a la hora de poner esa canción no pude evitar bailar hasta que me cansé completamente.
Mi fiesta fue increíble, pasaron tantas cosas que entrar en detalles no me era indispensable, solo sé que la pasé de manera increíble y que papá no dejaba de llorar ya borracho reclamando que su bebé ya era toda una mujer y que no estaba listo para ser viejo.
Se le unieron mis tíos, más con Estados Unidos que no dejaba de quejarse de que su hija conoció a un ruso, imagínate, un ruso, justo en las pulgas de mi tío, Sally ya era mayor pero seguía siendo la consentida de su padre, el cuál no podía entender que su pequeña ya debía volar del nido, y deja de eso, lo que le molestaba más era que un ruso era el que había conquistado su corazón, por su parte, Michael estaba más solo que un cactus en el desierto de Sonora, y sus padres lo respetaban totalmente, algo que me encantaba de ellos era justamente que a ambos se les dió la misma libertad sin prejuicios ni nada de eso.
Mi tío y mi padre se peleaban muy seguido pero terminaban por arreglarlo en un viaje raro en el que asaban carne y recordaban a un hámster que tenía mi tío.
Papá bailó conmigo.
— Valentina, aunque seas tres centímetros más alta que tu madre, aunque seas más lista que yo, siempre serás mi niña pequeña. — murmuró contra mi oído mientras bailaba.
— Te adoro, papá. — le dije conmovida.
— Y yo a tí mi pequeña ajolotita.
— ¡Papá! — le reprendí por el apodo que me puso.
Él estalló en una sonora carcajada.
— Cuando conozcamos al nuevo bebé, seremos una gran familia. — aseguró mamá.
Solo que ya éramos una gran familia, solo que estaba incompleta todavía.
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TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.
RandomMéxico es el representante de un país, y junto con los demás representantes supera y disfruta la vida. Pero tendrá que superar la dichosa "Chalupa del amor" ¿Será que encuentra el amor? ¿Quién será la afortunada? ¿Conseguirán los demás representante...