Capítulo XXVIII

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Perú:

Estaba realmente nerviosa, como siempre, pero está vez fue porque la misión comenzó, todos en la habitación están callados pensando en lo que puede pasar en Nuevo México, yo estoy pensando en Estados Unidos, solo quiero que todo salga bien para volver a mi territorio y hacer las cosas que tengo pendientes, quiero estar en paz de una buena vez.

— Ah, dios, están tardando mucho. — murmuró México observando el reloj de la oficina.

— Estarán bien. — lo animó Chile.

Y era real que para Méx, Estados Unidos era un hermano más junto con Canadá. Aunque todo el tiempo estaban peleando y llevándose mal, en el fondo, muy en el fondo, se amaban, era una jodida relación tóxica de hermanos.

— Solo espero que todos lleguen a salvo. — sonrió Francia con gentileza.

Era sorprendente que esa mujer a pesar de que en un pasado haya querido colonizar a Méx, sigan llevándose bien, y además, ella sea como una madre para todos, su sola presencia emanaba tranquilidad y paz.

— Así será, confíen en ellos. — ONU nos alentó.

Y así lo hicimos, confiamos en ellos.

Después de un rato, todos estábamos bastante preocupados por ellos, estábamos deseando verlos bien de una sola vez, y llegó una llamada.

ONU la atendió, con mucha paciencia, nos lanzó una mirada triste pero rápidamente la cambió por una mirada seca. Yo moría por saber lo que había pasado, ONU colgó y nos miró a todos.

— Estados Unidos me llamó. — fue lo único que dijo.

Todos nos miramos unos con otros, nada estaba bien, por lo visto, entonces ONU nos ordenó preparar equipaje para ir a el territorio de mi novio, diciendo que alguien debía llamar a Australia para decirle que viniera a más tardar en tres días.

No dió más detalles, solo dijo eso y salió de la oficina, en silencio, todos la seguimos y llegamos al hotel para ir todos a nuestras habitaciones y empacar todo lo que traíamos con nosotros.

Supe que Méx era el que se había encargado de decirle a Australia que debía volver. Lo que el enamorado chico respondió con un. " Méx, ahora no puedo hablar, estoy en carretera rumbo a la Tepic. ¡Joder! Las cosas no van del todo bien pero estoy feliz."

Entonces México, ya no le dijo más, dejó que disfrutara de su día, alegando que lo llamaría en la noche y que era muy importante que contestara, el chico aceptó y colgó, por lo visto la estaba pasando muy bien. Una pena tener que interrumpir su momento.

Salí de mi habitación con pocas ganas de viajar de nuevo a el territorio de Estados Unidos, llevaron mis maletas hasta la planta baja y después tuvimos que llevarlas al avión, las noticias no debían ser buenas para hacernos viajar tanto y en tan poco tiempo, solo espero de corazón que todos estén bien.

Subí al avión junto a Méx y Arge, quiénes me dejaron estar en silencio con mis dudas, igual que ellos mismos, estábamos callados a diferencia de otras veces, la única persona que se acercaba a hablarnos era la tripulante de cabina.

El tiempo pasó más lento de lo que esperaba, entonces opté por quedarme dormida. Y así lo hice, desperté cuando Arge sacudió mi hombro para que me levantara.

Bajamos del avión y fuimos a la dirección a la cual nos pidieron ir. Joder, es que era un hospital.

[...]

— ¿Cómo están? — preguntó ONU a Estados Unidos después de encontrarnos y saludarnos.

— Los... Los humanos... Todos murieron. Excepto algunos guardias que sacaban a la esposa de ese hombre, y sus hijos. — explicó Estados Unidos con tristeza en sus ojos.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora