Capítulo XXV

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Canadá:

Vaya, mis dos hermanos estaban enamorados, Estados Unidos de Perú y Australia de una chica que no he tenido el gusto de conocer, pero al parecer mi padre sí, y no le agradó para nada, por lo que estuvo horas diciendo sermones sobre la inmadurez e ingenuidad de mi hermano menor, ya que este había huido con la chica a no sé dónde. Vaya, y yo que tenía un amor que apenas y veía.

Siendo yo la hermana mayor soltera, tenía varias opciones, estar completamente sola, estar de mal tercio con USAPER, — sí, les hice un bello apodo. — o tal vez buscarme un bello amor, lo cual era una posibilidad escasa, ser el mal tercio de Australia cuando se dignara en aparecer, o tal vez unirme a Nueva Zelanda y juntas ser las reinas de la soltería.

Debía intentar todas. ¿No?

Me encontraba caminando directo a la mesa donde estaban almorzando mi hermano mayor y su novia, los USAPER eran adorables.

— ¡Hola, bellos tórtolos! — dije sentándome de golpe en un asiento libre de su mesa para cuatro.

Perú sonrió con amabilidad, y mi hermano me miraba mientras se reclamaba a sí mismo el por qué no había tomado una mesa más pequeña. Pero eso no iba a detenerme.

— Oh mierda, galleta con chispas, vete a molestar a alguien más. — soltó con indiferencia mi amoroso y amable hermano.

Nótese el sarcasmo.

— ¿Sabes? Es raro ese contraste que acabas de hacer, tú sueles llamarme Galleta con chispas sólo cuando estás feliz, pero el hecho de que me hayas corrido demuestra que estás molesto. ¿Eres bipolar? — dije para después buscar una galleta de chispas en el plato de mi hermano y morderla con total confianza.

— Yo sí creo que es bipolar. — habló mi cuñada dándome la razón. Ambas reímos y miramos la expresión de pocos amigos que tenía mi hermano en el rostro.

— ¿Quieres quitarme a mi novia, Candy? Dios ¿No tuviste suficiente con existir y quitarme la atención de papá? — dijo y rió con sarcasmo.

Sonreí ampliamente.

— No vengo a quitarte a Perú, hermanito, vengo a desayunar con ustedes cómo la fabulosa hermana que soy. — dije y le planté un enorme beso en la mejilla.

— A mí no me molestas, Candy. — dijo con amabilidad Perú, le sonreí y luego miré a mi hermano con las cejas alzadas.

— Ella sí me ama. — reproché.

— ¡Joder, ha llegado Rusia con su hermano Ucrania! — exclamó mi hermano observando detrás de mí con los ojos muy abiertos.

— ¿¡Dónde!? ¿Me veo bien? ¿No está mal mi cabello?

Mi hermano reventó en carcajadas sonoras y Perú hizo lo mismo, la traición.

— Deberías buscar a Ucrania, Candy. — murmuró tomando mi mano con una sonrisa, se me apretujó el corazón al sentir a mi hermano quererme. — Te hará feliz y... Bueno, no estarás jodiendo aquí.

Oh, maldito sea.

— Ah, que jodida risa. — dije y solté una carcajada llena de ironía. — Bueno, mis queridos USAPER, tengo que irme a buscar el amor, compermiso. — dije y acto seguido me incorporé y giré rápidamente en la dirección opuesta, mi cabello rojizo que se encontraba atado a una cola de caballo le dió una bofetada a mi hermano antes de irme.

Y así seguí mi camino fuera del hotel, yo quería irme a mi territorio de una vez, pero mi padre no me lo permitía, ya que podía estar en peligro nuevamente, pero me topé con lo que antes fue una broma de mi estúpido hermano. Rusia y Ucrania entrando al hotel.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora