Capítulo XXXVII (final)

76 8 3
                                    

México:

Y se dieron las nueve.

Mis amigos y yo ya estábamos en el sitio, Brasil venía en camino y Bolivia venía cruzando la puerta.

Los no-latinos estaban llegando y miraban todo con curiosidad, realmente estaban maravillados con lo que nosotros podíamos llegar a hacer.

En la entrada estaban todas y cada una de las banderas de los países latinos, todo era perfecto, empiezo a pensar que tantos problemas valieron la pena si todo iba a terminar de esa manera, Colombia aún no llegaba y yo estaba nervioso.

Las canciones comenzaron a sonar y los representantes pronto comenzaron a llenar la pista de baile, todos reían, hasta Venezuela, Australia y Nueva Zelanda, que en ese momento eran los que menos podían verse riendo.

Miré a todos orgulloso mientras Perú me arrastraba a la pista de baile, cuánto amaba a mi familia.

Reí con los movimiento y vueltas de Perú, ella me hizo dar una vuelta y tuve que agacharme, casi caigo, pero no lo hice, al fin y al cabo las carcajadas no faltaron en ningún momento.

En un momento de la fiesta cuando Perú me abandonó para ir a bailar con su novio salí a esperar a la chica que no dejaba de rondar mis pensamientos.

Seguía nervioso, pero con el paso de los minutos comencé a calmarme, y la vi, acompañada de su familia, Venezuela, Ecuador y Panamá, un vestido increíble, pegado a su figura, creo que me ví como un idiota observándola así, ella me sonrió cuando me vió, me acerqué lentamente, saludé a toda la familia, pero ellos se adelantaron a la fiesta.

- Eres hermosa. - le dije tomando sus manos para acercarla a mí.

Ella soltó una risita nasal y bajó la mirada.

- Gracias, tú también te ves genial.

Reí y le ofrecí entrar, ella aceptó y ambos nos adentramos a el lugar lleno de latinos, con los dos norteamericanos y algunos europeos.

Nuestros amigos nos comenzaron a saludar, noté que Canadá hablaba animadamente con Ucrania y sonreí, eran tantos representantes los que estaban ahí que la fiesta era increíble, después de la cena todos comenzaron a hablar animadamente, algunos tomaban fotos, otros hablaban, otros tomaban, otros bailaban y otros cantaban, y yo, bueno, yo estaba nervioso, la noche sería larga.

- Tú nos dices a qué hora. - murmuró Chile para que solo Arge y yo pudiésemos oírlo.

- Aún no estoy listo, pero prepárense que tampoco tardaré. - respondí pasando mi mano por mi cabello para agitarlo un poco.

- Entendido, ¿ponemos la camioneta en posición? - cuestionó Argentina cada vez más listo.

Asentí con una sonrisa y Arge salió rápidamente, me quedé con Chile, él no dejaba de reprenderme por repiquetear los dedos en la superficie de la mesa, así que terminé por hacerle caso y repiquetearlos en mi rodilla, me miró mal pero no dijo nada hasta minutos después, alegando que si yo seguía haciendo eso lo pondría nervioso y terminaríamos tomando y emborrachándonos antes de tiempo y todo sería un desastre, se alteró y Alemania tuvo que llevarlo a tomar aire fresco.

Colombia me invitó a bailar y accedí gustoso, me pareció el momento perfecto para que mis amigos prepararan todo, todos estaban distraídos, entonces si soltaba el telón, nadie pondría atención en su respuesta, le hice la seña a Chile e inmediatamente se fue a un lado de la tela junto con Estados Unidos para bajarla.

- Tengo algo que decirte. - le dije a Colombia obteniendo toda su atención mientras bailaba con ella.

Ella ladeó la cabeza y una sonrisa se asomó por su rostro.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora