Capítulo XXIX

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México:

Los días han pasado rápido, le ayudé a Estados Unidos a crear al nuevo chico que representará a Reino Unido, esto será muy raro, ya que el será más joven que sus hijos, pero no podemos hacer mucho por cambiar eso, entonces lo hemos dejado así, solo tendremos que esperar a que el muchacho crezca por obra de los años.

Todo sigue muy tenso en todas partes, pero hablando de Colombia y yo, todo sigue siendo algo secreto, aunque debo admitir que con ella nada es solo algo físico, porque ella me gusta, y toda una vida he sido un gran tonto como para no darme cuenta de lo que sucedía, todo el mundo lo sabía menos yo, pero ahora lo sé y no huí como un cobarde, me quedé e incluso comparto los sentimientos con ella, y por una vez en mi loca vida, quiero hacer las cosas bien, sí, quiero estar con ella de una manera formal, y llegar hasta donde la vida nos deje, quien sabe, tal vez algún día hasta me escape con ella a algún sitio perfecto dónde pueda pensar que solo somos simples humanos.

Aún no sé lo que haré, pero tengo muy claro que yo con ella voy enserio.

En fin, Australia jamás contestó el teléfono después, no he tenido contacto con él los últimos dos días, no sé si sea porque ya viene de vuelta o porque no volverá, pero debo darle la noticia de manera urgente, lástima, se veía que ese chico irradiaba felicidad en sus viajes, yo me sentía muy mal al tener que llamarlo y explicarle todo lo que tenía que hacer para volver.

— Todo esto ha sido muy loco. ¿No, hermano? — hablaron a mis espaldas.

Me giré un tanto asustado y noté que era Argentina quien me hablaba con suma tranquilidad apoyado en el marco de la puerta con dos vasos con lo que supuse que era café.

Suspiré y asentí sin muchas ganas.

— Todo esto terminará pronto y volveremos a nuestras vidas normales. — murmuré haciendo una mueca de amargura recibiendo el vaso que me tendió Argentina.

— Otra vez, trabajo, trabajo y más trabajo, atender quejas de los civiles y lidiar con el gobierno, ahg, a veces desearía ser humano.

— Lo sé, esto es agotador, solamente he podido actuar como un humano en islas desconocidas de aquí y allá. — dije haciendo exagerados ademanes con mis manos.

— ¿Que harás con ella? — preguntó mirando su café como si aquello fuese sagrado.

Supe de inmediato que se refería a Colombia, mis ideas se revolvieron sólo de pensar en ella y me di cuenta de que me había sonrojado.

— Ah mierda. — dije frotando mis manos con mi cara para reaccionar de una vez y responderle la pregunta a Argentina. — Quiero hacer las cosas bien, bro. Quiero un futuro sano con ella.

Mi amigo soltó una risa nasal y negó con la cabeza mientras le daba un sorbo a su café.

— Vamos por unas bebidas, invita a Chile, tengo ganas de ahogarme en alcohol. — comentó el castaño incorporándose.

— Vaya. ¿A qué se debe? O debería decir, ¿A quién? — respondí de manera juguetona ladeando la cabeza con una sonrisa inocente.

— Sólo diré que se debe a dos amores imposibles. — dijo él de manera seria.

— Uy, ¿Dos? Oh vaya, mi querido amigo. ¿No se te hace que son varias? — me burlé cuestionando su fidelidad.

— Cállate, imbécil. Traté de superar a una con otra y ahora lloro por ambas. Nunca lo hagas. — me dijo antes de salir de la habitación y dejarme con la carcajada en la boca.

Tenía planeado llamar a Colombia y luego hundirme en mi miseria el resto de la noche, pero oh vamos, eran unos tragos en Nuevo México, claro que iría, pero no sin antes llamar a mi cielito lindo.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora