Capítulo X

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Chile:

Toda la situación estaba cada vez más tensa, la información se nos estaba acabando, no habían sospechosos, era difícil, pero no imposible, honestamente no recuerdo el porque estaba yo ayudándoles, al principio solo era para localizar a México, pero después la situación ya no era mi problema.

Nos otorgaron un descanso para poder dormir un rato, fui a mi habitación, planeaba salirme de este embrollo tarde o temprano, pero quería descansar.

– ¡Hola! Chile. – una voz a mis espaldas me hizo girar sobre mi propio eje.

Era Alemania, me sorprendió verla ahí, y me sorprendió aún más el hecho de que me estuviera hablando.

– ¿Si? ¿En qué puedo ayudarla? – hablé tratando de sonar lo más educado posible.

Ella rió y se tapó la boca con una de sus manos, me miró y abrió los labios para decir algo. Yo solo la miraba embobado.

– No me hables de usted, Chile, me haces sentir vieja. – reímos.

– Disculpa, no quise ofender...

– No importa, sólo quería saber algunas cosas. ¿A dónde tengo que ir para que acepten que les ayude? – me miraba con curiosidad y yo la miraba sorprendido.

– Yo... Eh no lo sé... Con ONU, supongo. – dije amablemente, ella me dió las gracias y me metí a la habitación, me eché a la cama boca arriba.

¿Todavía te quieres ir, Chile?

Definitivamente no, iba a quedarme, hasta que me corrieran o algo así, era mi oportunidad para estar con Alemania y dejar de ser el mal tercio de México y Domi, y de Colombia y Rusia.  Y bien, Perú estaba con sus ojos posados en Estados Unidos, así que también ahí era el mal tercio.

Me acosté en mi cama, y prometí dormir unos cuantos minutos.

Cerré los ojos y hadas y unicornios comenzaron a aparecer, luego llovían pizzas, estaba en un jodido paraiso. Reía y nadaba entre cientos de gatos. De pronto Alemania llegó y se acercó a mi, estaba a nada de besarme y...

Tin tin tin

Chucha, mi alarma.

Me levanté de mala gana de la cama, y noté que ya se me había hecho tarde, y corrí hasta el edificio de ONU, necesitaba oír el nuevo plan y saber si Alemania estaría en la misión. Llegué y todos hablaban, la primera en mirarme mal fue Colombia.

Hablaban sobre un temblor reciente en Canadá, nos preocupamos, pero necesitaba escuchar más sobre la junta para poder saber más a fondo.

Alemania:

Quise ayudar a mis amigos a encontrar a Canadá y a Estados Unidos, pedí permiso a ONU y me aceptó, me puso en el equipo de FBI, y no me molestó, solo quería ayudar.

Me dieron el uniforme y la hora de una junta, me preparé bien para la primera junta, llegué temprano, comenzaron a hablar, sobre complicaciones, yo juntaba todas las piezas en mi cabeza, pero ni así pude imaginar. Había alguien que no estaba en la junta, alguien de mi equipo, era Chile.

Yo desviaba mi vista a la puerta, deseando verlo en algún momento, pero nunca lo vi, así que me rendí y me seguí prestándole atención a la junta, cuando de pronto la puerta se abrió dejando ver a Chile apenado y apurado, se puso en un sitio casi frente a mí, no frente a mí pero podía verlo completamente.

Comenzamos a hablar de un temblor reciente en Canadá, eso estaba mal, estaban haciéndole daño a esa chica, noté como Colombia regañó con la mirada a Chile por llegar tarde, el sonrió apenado y reí en mis adentros.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora