Capítulo XXX

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Colombia:

Los días pasaban de una manera aburrida y tensa, al parecer todo iba tranquilizándose poco a poco, aunque no todo estaba bien precisamente, después de que México se fue a su territorio con los chicos me quedé con mi hermano varios días, pero jamás dejé de estar al pendiente sobre el caso, grité de emoción cuando supe que ya se habían desecho de los agresores, pero poco después quedé devastada al escuchar el precio de todo ese problema.

Según yo, todo iba a mejorar, México se tomaba bastante enserio eso de ir bien conmigo, me llamaba todos los días, teníamos conversaciones amenas y tranquilas, también hablaba con más de mis amigos, hasta que Perú me llamó alterada diciendo que por favor reprendiera a México por un incidente que había pasado en un bar en Nuevo México, oh vaya, quise hacerme la enojada con él, pero la realidad es que yo también hubiese querido asistir a tal evento, según dicen, hasta la maldita Venezuela asistió a esa borrachera.

Todo parecía normal y aburrido, ya no tendría ninguna excusa para volver a México o a Estados Unidos para la misión, todo había terminado, y era raro saber que todo estaba tranquilo.

Estar tranquilos, para nosotros los latinos, era más bien estar tensos y alerta en silencio para recibir el próximo golpe bajo, y efectivamente, así fue, a México le salió una herida terrible en el abdomen, provocada por un socavón en alguna parte de su territorio, demonios, nada podía estar del todo bien con nosotros.

Por lo que pude saber sobre el caso, es que ya tenían al nuevo representante de Reino Unido, era un chico joven e inmaduro que ahora era responsable de un país entero... Bien, esperemos que eso no salga mal.

Supe que no han podido darle la noticia a su hijo menor, Australia, ya que este se encuentra cruzando el país con una chica, demonios, no entiendo a la familia inglesa. Para empezar, yo con la familia latina, nunca pudimos viajar tanto siquiera.

Mi padre se encontraba preocupado por nosotros, en verdad quería acercarse.

— ¿En qué piensas? — preguntó mi pequeño hermano mordiendo un trozo de chocolate mientras miraba la televisión.

— Nada en particular. — respondí mientras caminaba de un lado a otro.

Ecuador asintió desconcertado mientras veía un programa del cual no sé el nombre.

Escuché que una notificación iluminó mi celular y prácticamente me abalancé al aparato.

Era un mensaje de México, sólo al leer el nombre, varias maripositas revolotearon en mi estómago, me sentí patética unos segundos por experimentar tal sensación, más solo leí el contenido del mensaje.

México me daba los buenos días, como normalmente lo hacía, quise esperar los tres minutos para responderle, como la clara dama con dignidad que era, pero el siguiente mensaje no dejó que esperara ni un poco para abrir el chat de prisa con las manos temblando.

“El señor Reino Unido ya ha sido desconectado”

Y bien, yo no podía decir que estabauy encariñada con ese hombre, porque realmente no era así, pero se sintió un vacío grande al leer eso, porque al fin y al cabo fue uno de nosotros, entonces no pude imaginar lo que sintió México, pues la familia inglesa varias veces lo acogía como parte de ellos, eran su segunda familia, creo que Reino Unido incluso pudo ser algo parecido a un padre para México, en la total ausencia de España.

Entonces me ví en una situación grande, yo estaba atravesando por un momento difícil, muy difícil para mí y para mi gente, ese hombre realmente no era tan importante para cruzar el país y el Caribe y hasta el mundo sólo para ir a su funeral, pero me di cuenta de algo.

TU, YO Y LA LOCURA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora