Por última vez

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Capítulo 7

Harry no salió de los límites del jardín de La Madriguera durante varias semanas. Pasaba gran parte del día jugando al quidditch, dos contra dos, en el huerto de árboles frutales de los Weasley (Hermione y él contra Ron y Ginny; Hermione era malísima y Ginny bastante buena, así que los dos equipos quedaban razonablemente igualados). Y gran parte de la noche la dedicaba a repetir tres veces de todo lo que la señora Weasley le servía en el plato.

Habrían sido unas felices y tranquilas vacaciones de no ser por lo mucho que echaba en falta a su amiga y las pesadillas en las que ella aparecía echándole la culpa de lo sucedido.

Un día por la tarde, Harry estaba sentado en su cuarto, solo, esperando a que Ron terminara de ducharse. El cuaderno de Andrea seguía justo donde Hermione lo había dejado. Harry había sido incapaz de ojearlo de nuevo.

Pero esa tarde sintió la necesidad de verlo otra vez. Lo tomó con cuidado y observó la portada de color escarlata con detalles dorados como el escudo de la casa Gryffindor. Harry lo abrió lentamente y vio el nombre de Andrea escrito en una esquina de la primera página. Dejó pasar las paginas lentamente hasta que uno de los dibujos le llamó la atención.

Era un retrato de él, Ron y Hermione de espaldas, los tres frente al lago. Andrea debía de haberse sentado apoyada sobre el haya y los había dibujado cuando miraban al calamar nadar por la superficie del agua. No se le daba mal, Harry recordaba que Andrea le había hablado de su madre y sus pinturas, pero ella no solía enseñar sus dibujos.

Harry deslizó el dedo por encima de los trazos y soltó el libro casi al instante para llevarse la mano a la frente. La cicatriz comenzó a arder como hacía mucho tiempo que no ocurría.

Cerro los ojos con fuerza intentando calmarse y no concentrarse en el dolor, pero al hacerlo varias imágenes aparecieron en su mente.

Estaba en una habitación que había sido medio destrozada, delante de él había una chica de pelo ondulado de rodillas, con la piel pálida y la mejilla cortada. La sangre resbalaba por el rostro de Andrea, pero a ella no parecía importarle. Se dedicaba a mirarle con un odio intenso que Harry pocas veces había visto en sus ojos ocres.

Su mano esquelética se elevó hacia ella y lo próximo que vio fue como Andrea se retorcía y gritaba de dolor.

Harry abrió los ojos de nuevo y el dolor cesó. Respiró tratando de calmarse y se sentó sobre la cama sin dejar de mirar el cuaderno un poco atemorizado. Se suponía que Voldemort había cortado cualquier tipo de conexión con él. Se preguntó por qué había visto aquello.

Debía ser que Voldemort estaba muy furioso, o tal vez que habían justo pensado en lo mismo y su conexión se lo había mostrado inconscientemente.

Voldemort no quería que supieran que ella estaba viva. Harry pensó de repente en Sirius y empezó a sospechar dolido que podía tratarse de una trampa. Sin embargo, no podía parar de pensar en que parecía más un descuido que algo intencionado.

—¿Estás bien Harry? —preguntó Ron entrando en la habitación con el pelo mojado al ver a su amigo mirando la libreta que había dejado en el suelo fijamente.

Harry le miró y se quedó dudando si contárselo o no. Finalmente se decidió al ver que su amigo volvía a abrir la boca para preguntar.

—Ron, creo que Andrea está viva—soltó Harry antes de que pudiera decir nada.

—¿Qué? —preguntó Ron aturdido.

—Está viva, la he visto, ahora mismo—insistió Harry—Dumbledore me dijo que ella volvería, que no se había ido...y ahora ¡La he visto!

Andrea Bletchley y el príncipe mestizo ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora