El vacío parece tentador

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Capítulo 18

Después de pasar un rato en la sala común, Hermione guardó el profeta que había estado leyendo y se dirigió a Andrea que estaba terminando los deberes de Runas.

—Será mejor que nos vayamos, ¿no? —preguntó haciendo que Andrea alzara la vista de la complicada traducción en la que se encontraba.

—¿Es necesario? Puedo decir que me encuentro muy mal y que...—Andrea se interrumpió al ver como su amiga la miraba, murmuró algo como «esto es una estupidez» y se levantó de la mesa guardando los deberes.

—Yo debería ir al castigo, lo único que faltaba es que Snape me volviera a castigar por llegar tarde—dijo Harry levantándose también.

Los tres se dirigieron al hueco del retrato y dejaron atrás la ruidosa sala común. El pasillo estaba vacío y mucho más oscuro, caminaron juntos hasta las escaleras y comenzaron a bajarlas en silencio.

De vez en cuando se cruzaban con grupos de tres o cuatro alumnos que volvían a sus respectivas salas comunes, pero nunca había ninguno que no fuera acompañado.

Al llegar al segundo piso Hermione y Andrea se despidieron de Harry y mientras que él se dirigía hasta el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, ellas lo hicieron hacia el despacho de Slughorn.

Bajaron en silencio las siguientes escaleras y cuando uno de los escalones emitió un ruido raro. Hermione le dio rápidamente la mano a Andrea. Ella la sonrió intentando transmitirla tranquilidad.

—No te va a pasar nada, recuerda con quien estás—le dijo Andrea tratando de alejar el súbito pensamiento que le recriminaba de lo que le había pasado ese verano. Trató de hablar de otra cosa para distraer a su amiga, pero solo se le venía una cosa a la cabeza—Oye Hermione, ¿cuándo le vas a decir a Ron que te gusta?

Hermione se paró de golpe y Andrea tuvo que retroceder.

—¿Que? Yo-yo no...a mí no me gusta Ron—respondió sonrojándose.

—Ya claro...y yo soy la hija de Voldemort—Andrea se interrumpió al instante y fingió reflexionar— Ah no... eso es cierto, tendré que utilizar otra cosa.

Hermione miró a su alrededor, en busca de alguien que las hubiera oído.

—La verdad no sé si me gusta que hagas bromas con ello—murmuró su amiga con el ceño fruncido.

Andrea se encogió de hombros. A veces ese era su mecanismo de defensa, reírse de sus miserias. A veces era más fácil decirlos así, que abrirse totalmente.

—No me cambies de tema—la cortó Andrea—hace un momento estábamos hablando de ti, no hablamos de como decido afrontar mis problemas.

Las dos comenzaron a caminar de nuevo.

—No lo sé, Andrea. Es raro—explicó Hermione dubitativa todavía con las mejillas rojas—es Ron, ¿Sabes?

Andrea asintió, eso sí lo comprendía. De repente dejabas de verle de la misma manera.

—Entiendo, en algún momento has dejado de verle tan solo como a Ron, y algo ha cambiado—le sugirió Andrea.

—Como tú y Fred—le dijo Hermione interrumpiéndola.

Andrea no pudo disimular su desconcierto y se llevó la mano al collar avergonzada.

—Fred...no sé de qué me hablas Hermione.

Esta vez fue Hermione quien puso los ojos en blanco.

—No soy tonta Andrea.

—Nunca lo he dudado—dijo ella antes de que siguiera. Hermione la golpeó en el hombro y prosiguió.

Andrea Bletchley y el príncipe mestizo ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora