El beozar

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Capítulo 28

Al día siguiente, se despertó con la sensación de que lo que había ocurrido la noche anterior había sido un sueño. Luego aspiró el olor a manzanas verdes que procedía de la túnica que había vestido y se dio cuenta de que el recuerdo era totalmente real.

Draco no había dicho nada más tras los minutos en los que se había desahogado sollozando silenciosamente. Andrea tampoco había encontrado las palabras con las que reconfortarle.

El chico se había levantado abruptamente, le había susurrado un escueto gracias y había abandonado casi corriendo el aula. Mientras que Andrea se quedó un rato más sentada sobre el sofá sin realmente saber que pensar. Nunca habría esperado encontrarse en esa situación.

Hermione no había preguntado por qué no había regresado a la habitación a la hora de acostarse, pero ella sabía que solo lo habría hecho si su comportamiento hubiera cambiado o hubiera dado signos de encontrarse mal.

Por otra parte, esa misma mañana Andrea y Harry contaron a Ron y a ella la misión que Dumbledore les había asignado, aunque lo hicieron por separado, pues Hermione seguía negándose a permanecer en presencia de Ron más tiempo del imprescindible para lanzarle una mirada de desprecio. Ron opinó que Harry no iba a tener ningún problema con Slughorn.

—Te adora —les dijo a la hora del desayuno, mientras movía con apatía el tenedor con que había pinchado un trozo de huevo frito—. ¿No veis que no te negaría nada? ¡Si eres su pequeño príncipe de las pociones! Sólo tenéis que quedaros después de la clase y preguntárselo.

En cambio, como Andrea había esperado, la visión de Hermione era más pesimista.

—Si Dumbledore no pudo sonsacárselo, es que quiere ocultar a toda costa lo que ocurrió —dijo en voz baja mientras los tres se hallaban en el patio, vacío y nevado, a la hora del recreo—. Horrocruxes... Horrocruxes... Nunca he oído mencionarlos...

—¿Nunca? Vaya. —Harry parecía decepcionado; como Andrea, tenía la esperanza de que su amiga pudiera darles alguna pista.

—Deben de ser magia oscura muy avanzada. Si no, ¿por qué se habría interesado Voldemort por ellos? Me parece que va a ser difícil obtener esa información, chicos; tendréis que pensar muy bien cómo abordáis a Slughorn, preparar una estrategia...

—Ron dice que con sólo quedarnos después de la clase de Pociones de esta tarde...

Andrea estuvo a punto de darle un codazo a Harry, pero Hermione ya había abierto la boca para responder.

—Vale, si eso opina Ro-Ro, será mejor que le hagas caso —replicó Hermione enfureciéndose—. Al fin y al cabo, ¿alguna vez ha fallado el criterio de Ro-Ro?

—Hermione, ¿no puedes...?

—¡Pues no! —replicó ella, y se marchó muy enfadada dejando a los dos hundidos hasta los tobillos en la nieve.

Últimamente, las clases de Pociones resultaban un poco incómodas porque los tres amigos tenían que sentarse juntos. Ese día, ella se llevó el caldero a la otra punta de la mesa para estar cerca de Ernie, e ignoró a los otros tres chicos.

Andrea, bajo su atenta mirada, se levantó y se sentó junto al sorprendido Draco. Harry la miró como si estuviera loca, pero no era el único, Pansy Parkinson y Theodore Nott también parecían contrariados al ver que la chica de Gryffindor se había sentado en la mesa de las serpientes.

—Buenas Bletchley—la saludó Zabini en frente de ella—me alegro de que al fin te hayas dado cuenta de cuál es la mejor casa.

Pero, antes de que Andrea contestara, Slughorn pidió silencio a sus alumnos. Igualmente, la chica le sonrió y señaló con orgullo el escudo en su túnica.

Andrea Bletchley y el príncipe mestizo ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora