Observo con mucha atención cada expresión de Mandy mientras lee el documento y con cada línea que lee, esta se vuelve peor. Cuando termina, se queda unos segundos asimilándolo, y luego estalla.
—¡Pero qué hijos de puta! ¿Cómo se atreven? Esto es... —se queda sin palabras y niega con su cabeza. —¡Son unos malditos!
Apoyo los codos sobre el escritorio y cubro mi rostro con las manos, soltando un gruñido frustrado.
—Te juro que va a darme algo.
—A mí también —dice. —Me va a dar un ataque de furia e iré a partirles la cara a los tres. Quisiera matarlos.
—Mandy —la reprendo, levantando la mirada.
—Es que ellos son una basura, Liv. Personas como ellos no merecen vivir. Son un desperdicio de oxígeno.
—Ya sé. Son demasiado crueles.
—Crueles se queda corto comparado con lo que son. Te enviaron un maldito citatorio, Liv. Quieren llevarte a juicio de nuevo.
Está furiosa. Eso puedo notarlo a kilómetros. Creo que jamás la había visto así de alterada. Es decir, yo me puse bastante mal con la noticia de esto, pero creo que ella se puso peor.
—No es justo, Liv. Están buscando joderte de nuevo.
—Ya lo sé —resoplo. —Solo era cuestión de tiempo para que volvieran a remover el asunto. Seguramente están muy desesperados por sacarme algo esta vez, pero te aseguro que no dejaré que lo hagan.
—Me siento mal por ti. Ahora tendrás que volver a la misma basura de hace dos años. Ese estrés de estar en un maldito proceso judicial. Todos los problemas, los enfrentamientos... —Niega con su cabeza y me mira con preocupación. —¿Estás lista para eso, Liv?
El nudo que he sentido en mi estómago desde que recibí el estúpido papel, se intensifica ante la pregunta de Mandy.
¿Estoy lista para vivir eso de nuevo? ¿Lista para ver como ese parásito que dice ser mi padre, intenta hacerme revivir la maldita pesadilla otra vez? ¿Podré verlo a la cara mientras tengo que volver a decir en voz alta todo lo que él le hizo? ¿Estoy lista?
No. ¿A quién quiero engañar?
Mi labio inferior comienza a temblar, al borde del llanto. Mierda. No quiero llorar. Dije que no lo haría.
Me cubro la boca con la mano, como si eso fuese a detener el llanto. Lo cierto es que no.
—Olive —dice Mandy, poniéndose de pie al instante para rodear el escritorio y acercarse a mí. —No llores por favor.
Me abraza y entonces, es como si con ello mi hubiese pedido hacerlo. Termino cediendo ante el llanto. Las lágrimas escapan de mis ojos y corren por mis mejillas. Empiezo a sollozar bajito una y otra vez, sin que pueda contenerme. Esto es una maldita pesadilla.
—Ay, Liv. Por favor no llores —me dice con la voz angustiada. —Casi nunca te veo llorar y cuando lo haces, realmente me preocupas.
—¿Cómo voy a estar lista, Mandy? —Pregunto entre sollozos. —No quiero volver a estar en el estrado y relatar toda la maldita pesadilla. Hablar de mamá, de mí y el accidente, y lo que hice..., y... —La voz se me quiebra.
Ya no puedo continuar. Sigo sollozando mientras la abrazo con fuerza. Me quedo así durante varios segundos, solo tratando de desahogarme.
—¿P-Por qué no me deja en paz, Mandy? —Pregunto, sintiéndome frustrada.
Ella suspira —Porque así son las personas malas. Nunca están conformes. Siempre quieren seguir haciendo más y más daño. Sobre todo cuando ven que eres fuerte.
ESTÁS LEYENDO
¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]
RomanceÉl es arrogante, ella también lo es. Él es astuto, ella lo es mucho más. Él cree que es un experto en el arte de la seducción, ella le desmostrará que es mejor. Dos polos completamente iguales. Totalmente dispuestos a desafiar las leyes, porque no...