Capítulo 24 | Elliot

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Hace casi una hora que el Jet despegó del aeropuerto, para salir de la ciudad. Olive llegó con Matt, faltando unos veinte minutos para las siete.

La noté bastante extraña. Bastante callada. A penas y me respondió el saludo. Estoy seguro que se debe al comentario que hizo ayer. Eso de que este sería un viaje de negocios, única y exclusivamente. De seguro planea que todo entre nosotros sea frío y formal, y la verdad, no mucho me gusta la idea. Ridículamente ya me acostumbré a la relación amistosa -por decirlo de algún modo- que estamos empezando a llevar.

El silencio que hay a mi alrededor, se siente aburrido realmente, pero no puedo hacer nada al respecto. Quisiera, pero Olive no me da la opción. Se quedó dormida -o eso creo-, unos minutos después de que abordáramos. Viajamos uno al lado del otro, así que me queda lo bastante cerca como para sentir cuando su cabeza se apoya un poco en mi hombro.

Mi vista se traslada a ella de inmediato, sintiéndome algo extraño con la sensación que esto me provoca. Su respiración es lenta. ¿Realmente está dormida?

Por un segundo, siento el impulso de reacomodarme en mi lugar. Tal vez con eso despierte o por lo menos se mueva, pero no lo hago. No lo hago porque una minúscula parte dentro de mí, me pide quedarme quieto para ella. La dejo estar.

Suelto un largo suspiro y me relajo en el asiento, tratando de que la pesadez no se apodere de mis ojos también, porque lo que menos quiero es terminar dormido junto a Olive, acomodados el uno en el otro como... pareja.





No sé cuánto tiempo ha pasado, pero abro los ojos de golpe.

¡Mierda! ¿Me dormí?

Para mi sorpresa y disgusto, creo que así fue. La cabeza de Olive está mucho más acomodada en mi hombro y yo he recargado mi mejilla contra ella. ¡Carajo!

—Señor, vamos a proceder con el aterrizaje.

La voz de James, suena a través de los altavoces desde la cabina, lo cual me indica que estamos llegando y que me he dormido cerca de media hora o más.

Esta vez sí me remuevo en mi lugar, haciendo que Olive abra los ojos de golpe. La he asustado. El momento parece ser un tanto incómodo para ella también, cuando se da cuenta que venía dormida, recostada en mí. Sin embargo, endereza su postura con naturalidad y se aclara la garganta.

—¿Hemos llegado?— pregunta, desviando su vista a la ventana. Logro ver cómo pestañea varias veces intentando deshacerse de la pesadez en sus ojos.

—Estamos por aterrizar —respondo. Formo una línea dura con mis labios, evitando hacer la puta pregunta, pero de todas maneras termino haciéndola. —¿Estás bien?

Voltea a mí de inmediato, con el ceño ligeramente fruncido —Sí. ¿Por qué?

—Por nada —suelto al instante.

No debí preguntar. Ni siquiera sé por qué me interesa saber si algo le pasa o no, aunque lo más evidente es que sí; pero de todas maneras, no es como si vaya a pedirle que me cuente. Acordé no entrometerme en su vida personal, si yo no quiero que ella se metiera en la mía.

Cuando todo el proceso de aterrizaje termina y una vez el jet se ha detenido, me pongo de pie, abotonándome el saco —Hora de iniciar el día de trabajo.

Me giro solo un poco para verla, pero un asentimiento es su única respuesta. Se pone de pie, lista para bajar del jet cuando James lo indique. Sigo creyendo que luce ausente y no sé por qué demonios eso empieza a fastidiarme.

—¿Tienes algún problema con haber venido?

La pregunta escapa de mis labios, antes que pueda evitarlo. Ella me mira aturdida.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora