Con mi mano izquierda aflojo el nudo de mi corbata para quitármela, mientras que mi mano derecha sostiene el pequeño vaso con whisky y hielo que acabo de servirme. En verdad necesitaba un trago. He necesitado un maldito trago desde ayer, pero había tratado de abstenerme; sin embargo, justo ahora no he podido hacerlo, así que termine cediendo antes las ganas.
Cuando me deshago de la corbata la dejo por ahí en algún lado y avanzo hacia uno de los sillones para sentarme. Suelto un pesado suspiro cuando me acomodo en una postura un tanto desgarbada e inmediatamente le doy un trago a mi bebida. El líquido quema en mi garganta y la sensación es bien recibida.
Por milésima vez en el día, decido revisar mi teléfono esperando poder encontrar un mensaje o, lo que sea... Pero nada. La decepción vuelve a instalarse en mí más cruel que antes. Con cada minuto que pasa, voy perdiendo poco más la esperanza de que Olive quiera saber de mí.
¿Cuánto tiempo necesitará para pensar las cosas? ¿Será otro día, o tal vez dos, o quizá muchos más?
Suspiro derrotado. Por un segundo pienso en llamarle a Jared. Tal vez él pueda darme noticias de algo, pero luego otro pensamiento me detiene de golpe.
¿Y qué tal si me dice que Olive no quiso recibir las rosas? ¿Qué tal si realmente no quiere saber de mí ni recibir absolutamente nada que vaya de mi parte?Escuchar eso en verdad me dolería, así que mejor pienso en no preguntarle nada.
Vuelvo a darle otro gran trago al whisky, dejando el vaso casi a la mitad. Pensándolo bien quizá deba traerme la botella entera...
¡No, maldición! ¡Contrólate!
Niego con mi cabeza. No debo pensar beberme una maldita botella de whisky. Lo menos que quiero es terminar ahogado en alcohol, llamándole a Olive para decirle quien sabe qué cosas. Eso solo empeoraría la situación. Terminaría de decepcionarla. No puedo recurrir al alcohol intentando desahogarme. Debo afrontar las cosas tal como lo hizo ella: con valentía y madurez.
—Más te vale que no hayas estado bebiendo en mi ausencia, Reynolds.
Escucho la voz de Davis a un lado. Se escucha bastante severo, pero yo me encargo de tranquilizarlo.
—Es el primer trago. Lo juro.
Entrecierra sus ojos viéndome acusadoramente, pero yo le sostengo la mirada para reafirmar lo que he dicho, así que termina convencido.
—Muy bien —dice—, y te advierto que será primero y último trago, eh.
Un asentimiento es mi respuesta. Él se acerca hasta sentarse en el sillón del frente, solo hasta entonces mira el otro objeto en mi mano y niega ligeramente con la cabeza.
—Ya revisaste el teléfono de nuevo. ¿Por qué no decides llamarle de una vez y ya?
—Hacerlo no es tan fácil como decirlo —protesto mientras vuelvo a guardar el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y luego le doy otro trago al whisky.
—Yo creo que si le llamaras, ella se animaría a tomar decisión más pronto, o a lo mejor ya sabe qué hacer y solo está esperando que tú des el primer paso.
—Ya di el primer paso, Davis. Le envié rosas y ni siquiera sé si las recibió o las rechazó.
Le es imposible ocultar su estúpida sonrisa que aparece de inmediato.
—Elliot enviándole rosas a una mujer. —Niega con su cabeza—. Me sorprende lo que has sido capaz de hacer por ella. Creo que esa mujer te ha cambiado mucho.
—No tienes idea —digo entre un suspiro.
—¿Y no crees que en la nota que le enviaste junto con esas rosas debiste haberle dicho que ya estás divorciado? —pregunta, enarcando una ceja.
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¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]
RomanceÉl es arrogante, ella también lo es. Él es astuto, ella lo es mucho más. Él cree que es un experto en el arte de la seducción, ella le desmostrará que es mejor. Dos polos completamente iguales. Totalmente dispuestos a desafiar las leyes, porque no...